El proceso de paz ha enfrentado más agresiones que Colombia en la época de Pablo Escobar. Montoneras de enemigos han querido manejar la voluntad de la población colombiana, a la que jalonan con mensajes falsos y engaños. Con igual patraña quisieron urdir a la comunidad internacional. Pero nada han logrado porque el conjunto de naciones y entidades guardianas de la paz actúan con sabiduría, madurez, inteligencia y equilibrio. Ellas defienden la paz y piden garantías para la JEP.
Por ello vale la pena analizar lo que expresa el Premio Nobel de Paz, Juan Manuel Santos, en su libro “La Batalla por la Paz”:
“Se recomendó a Álvaro Uribe, principal enemigo de la paz, ir al Vaticano a “torpedear” la entrega de un galardón -La lámpara de la Paz- amparado por la Iglesia para los constructores de paz en el mundo. Si Uribe lograba un pronunciamiento de ellos en contra del proceso, sería un gran golpe para su credibilidad entre los millones de católicos colombianos. Así lo hicieron y aprovechando una visita que realizó Uribe a Italia, en julio de 2016, en la que no desaprovechó micrófono para acusar a mi gobierno de entregar el país a las Farc, fueron al convento donde el expresidente les habló largamente a los hermanos franciscanos”.
“Los frailes quedaron alarmados ante la diatriba que les soltó Uribe en contra del proceso de paz y, para lograr una opinión más equilibrada, llamaron al embajador Escobar y le pidieron que fuera a Asís y les expusiera la realidad del proceso desde el punto de vista del gobierno. Luego de escuchar sus explicaciones, con las dos posturas que habían escuchado sobre la mesa, los religiosos deliberaron y tomaron una decisión: otorgarme la Lámpara de la Paz. ¡Dios sabe cómo hace sus cosas!
Y como lo señala Santos en “La Batalla por la Paz”, el expresidente “centrodemocratiano” solo tenía en su mente recorrer el mundo, ir a los foros para desviar la verdad, con miras a evitar que en Colombia triunfe una paz con verdad, justicia, reparación y no repetición, no como la que él buscó con los narcoparamilitares, que sin decir la verdad vacacionaron en USA y regresaron a sus andanzas. Por ello, la documentación de las negociaciones con los paras desaparecieron. Si algo llega a emerger, se esfumará en Centro de Memoria Histórica. Para eso hay nuevo director.
Cuántas muertes, cuántas violaciones de menores y mujeres, cuántos muertos, cuántos militares y policías asesinados, cuántas tomas de poblaciones, secuestros, extorsiones, falsos positivos, despojos y demás desastres se hubieran evitado en Colombia, si el senador Uribe y sus áulicos, hubieran atenuado su afán destructivo de la paz firmada en La Habana.
Entre tanto y para más rabia, el senador, seguirá siendo expresidente, mientras Santos será “Premio Nobel de Paz” y punto. Ello exaspera, irrita y atiza el odio.
BLANCO: La JEP reprime la impunidad, dice la Canciller noruega.
NEGRO: Dos reformas tributarias en siete meses. Ley de financiamiento y Plan Nacional de Desarrollo.