Como cada dos años, Fedegán realizó el Congreso Nacional de Ganaderos en su versión número 36, en la ciudad de Barranquilla y con una asistencia de cerca de 2.000 personas, entre delegados oficiales de todas las regiones del país, participantes e invitados especiales. Termino de escribir estas líneas después de hablar ante la plenaria de esta gran reunión ganadera y ante el presidente Duque, y después de escuchar también sus planteamientos a los ganaderos colombianos.
Lo primero para resaltar fue el saludo entusiasta de los ganaderos, no solo al presidente sino al Gobierno. No era para menos; como lo manifesté en mi intervención, la última vez que un presidente asistió al Congreso Ganadero fue hace cuatro años, cuando Santos, literalmente, se apareció de un momento a otro, más no para escuchar o hablarles a los ganaderos, sino para amenazar a Fedegán por su posición frente a las negociaciones con las Farc. En 2016, se prohibió, desde el ministerio de Iragorri, cualquier participación de funcionarios o entidades del sector.
El Gobierno volvió al Congreso ganadero. Los ministros de Defensa y Agricultura se dirigieron a los ganaderos, y en los paneles temáticos intervinieron la de Transporte, el de Ambiente y el de Comercio, además de una viceministra y los directores y gerentes de las entidades del sector y de otros ministerios como el director del Sena y el gerente del Invima.
El Presidente fue generoso con los ganaderos en su intervención; se sentía en el ambiente la intención constructiva de pasar la página, es cierto, pero también nos hizo sentir que, con su presencia y su apoyo, se estaba subsanando una gran injusticia, la que se cometió contra Fedegán durante el gobierno anterior. Lo más importante, sin embargo, fue su aceptación a nuestras propuestas en temas centrales para la ganadería, que concreté en cinco retos con alta incidencia sobre el sector agropecuario, y en tres que impactarían específicamente a la ganadería.
En el primer grupo planteamos: 1) La urgencia del ordenamiento productivo a partir de un mapa realista de la vocación de la tierra, y de un catastro que, a través del predial, incentive su uso adecuado. 2) La revolución de las vías terciarias a partir de una “alianza de infraestructura” con el aporte del predial rural municipal y los aportes de la Nación. 3) La creación de un “Fondo para el Desarrollo del Sector Agropecuario” alimentado por la inversión de sociedades contribuyentes de renta que recibirían por ello un incentivo tributario; y de un sistema nacional de garantías móviles para el sector agropecuario administrado por Finagro. 4) Una Línea de Crédito con ICR para la adquisición y establecimiento de sistemas alternativos de energía en predios rurales productivos. 5) Una estrategia de distritos de riego, para salir de la paradoja de un país con grandes recursos hídricos pero sin agua para la producción agropecuaria.
Para impactar la ganadería le propusimos: 1) El reto ambiental, con un gran Fondo de Compensaciones Ambientales por pérdida de biodiversidad por parte de la industria extractiva, cuyos recursos se puedan orientar a la implementación de un millón de hectáreas en sistemas silvopastoriles.
2) La conquista de los mercados, con una meta de 500 mil dólares en exportaciones, a partir de recuperar el estatus sanitario, y en lograr la admisibilidad sanitaria a los principales mercados.
3) El proyecto de la leche social, a partir de un fondo tripartito con participación de los ganaderos, la industria y el gobierno, para ampliar el consumo en los estratos 1 y 2.
El Presidente y el Gobierno le cumplieron al Congreso ganadero. Por eso fueron bienvenidos