Increíble que los candidatos a la alcaldía de Bogotá únicamente se ocupen del metro, que solo hasta dentro de 3 años o más, un alcalde y un presidente desconocidos podrían inaugurar.
Quienes aspiran a llegar al Palacio Liévano, todos con grandes cualidades, ideas y espíritu emprendedor; experimentados y creativos, conocedores de todo lo que requiere la capital y del clamor de sus 9 millones de sufridos, parecen engañados y víctimas del descalabro, porque se han dejado deslumbrar, embaucar y engatusar por quienes manejan el DC.
Con una millonada de dinero invertido en publicidad, buscan lavar la cara de una sucia, insegura, desordenada, congestionada, desgobernada y paralizada urbe, de la cual todos quieren emigrar, porque día a día se vuelve invivible.
“Bogotá tiene mucho que contar” pregonan los mensajes de prensa, radio, TV y redes sociales, para seducir a los candidatos y a la gente para que vote por una continuidad desastrosa este 29 de octubre.
Millares de habitantes votarán, pero no conocerán los resultados, porque antes de ello, serán víctimas de la delincuencia, la corrupción y el desbarajuste, que operan en la gran ciudad.
Los aspirantes tienen que separarse de quienes hasta el 31 de diciembre seguirán destruyendo lo que queda.
Galán, Oviedo, Bolívar y Lara, llevan la delantera, según las encuestas y podrían sacar a estos 9 millones del caos.
Sus programas, ideas y proyectos dan para esperar, de cualquiera de ellos, un salvador, un arquitecto y un urbanista que no dependa del tal metro, cuando existen montones de problemas que urgen rápidas soluciones.
Saben que una primera línea del metro es inmodificable, como ya se lo advirtieron a Petro los chinos. Continuar en el mismo círculo vicioso es iluso: hay que abrir las puertas del progreso, de movilidad racional, sin pico y placa, de libre desplazamiento de los habitantes en el transporte público, motos, bicicletas, y a pie. Sin hampa haciendo de las suyas. Se requieren empleo, reducción de la informalidad, servicios públicos eficientes, por ejemplo. Todo está por hacer. Enfrentar grandes proyectos, obras de desarrollo, motivación a una ciudadanía incrédula y cuanta gestión haya necesidad de alcanzar, así tengan que someterse a inagotables demandas de quienes dejan malherida a Bogotá.
Hay que poner freno a la Bogotá de hoy, atestada de locales comerciales desocupados, por las quiebras de empresas, de viviendas en venta o en arriendo, de vías angostadas, de caños y puentes invadidos por habitantes de la calle, ante el empobrecimiento acelerado de los habitantes y de todo lo que puede observar un desprevenido visitante que se atreva a dar un recorrido.
Este domingo se puede romper la historia y acudir a las urnas con el propósito claro de recuperar la gran ciudad. Ojalá no vaya a invadirla la compra de votos que impera en otras latitudes en donde el billete vuela.
BLANCO: El CNE ordena no contar los votos de candidatos revocados. ¡Transparencia!
NEGRO: La libertad de prensa está en peligro con las últimas decisiones del gobierno para el cubrimiento de las elecciones del domingo. ¡Transparencia por favor!