Definida la carrera presidencial, lo que esperamos todos los colombianos es que el país pueda marchar por el mejor sendero, realizando las reformas y transformaciones que se precisan para mejorar el futuro de los colombianos. Pero este propósito nos coloca en la necesidad de buscar entendimientos entre la muy fraccionada sociedad poselectoral.
Al calor de una campaña presidencial, aflora siempre el tema de la Administración de Justicia, tema que llama a gritos desde hace tiempo por una reforma integral. ¿Por qué hay que reformar la justicia? Porque no se pueden concebir la paz ni la seguridad ciudadana, el progreso de un pueblo, su bienestar y su inclusión en un mundo globalizado, su triunfo frente a la corrupción, sino mediante una justicia sólida, autónoma e independiente, plural, solidaria, organizada, limpia, moderna, cumplida, sintonizada con las necesidades de los justiciables y con las exigencias del tráfico contemporáneo.
Mirando los programas del recién electo Presidente de la República, se observa su claro compromiso con una reforma a la Justicia y a los organismos de control. La de la justicia la sienta en los siguientes pilares: independencia judicial, acceso de funcionarios por meritocracia, autonomía administrativa y presupuestal, lucha contra la corrupción, acceso expedito de la ciudadanía al servicio de justicia, mediante herramientas tecnológicas y fortalecimientos de los mecanismos alternativos para solución de conflictos.
Estos pilares son precisamente los que han venido inspirando todas las propuestas de reforma que se elaborado en los últimos años y que no ha sido posible llevarlas a cabo. Llevamos varios gobiernos, un gran número de comisiones y varios intentos de reforma; los mismos que se han frustrado e incluso contaminado por torcidos intereses. Esperemos que en el cuatrienio que se avecina, sea posible lograr la solución a los problemas que enfrenta la administración de justicia en el país. Se trata de un propósito nacional.
También se propone en el programa del Presidente electo un cambio en el mecanismo de elección de Fiscal; indiscutiblemente necesario, por la sustitución de su rol con la entrada del sistema penal acusatorio y sus funciones acordes al mismo. Ya no tiene por qué estar en la rama jurisdiccional. Aunque se pretende un mecanismo para elegirlo basado en méritos, con total independencia del gobierno de turno, es uno de los puntos que ameritará discusión y análisis sobre lo que sería más conveniente para la nación.
Las propuestas del futuro Presidente en campaña coinciden en su esencia con lo que el país ha venido discutiendo en los últimos tiempos. Es la hora de que los colombianos depongamos la pugnacidad y las contradicciones ideológicas y políticas a avancemos en unidad hacia propósitos comunes, como la de una adecuada reforma a la justicia que nos garantice ejercicio de nuestros derechos.
Es necesario encontrar puntos comunes y de acuerdo entre los diferentes sectores en que quedó dividida la sociedad colombiana; la reforma a la justicia es uno de ellos, pues no se observa una diferencia ideológica o de propósitos, entre lo que se ha propuesto por las diferentes corrientes políticas. Tenemos que realizar el esfuerzo de buscar entendimientos y este puede ser uno de ellos.