CAMILO GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Martes, 6 de Noviembre de 2012

Paz y fortalecimiento del Estado

 

Uno de los mayores temores en el inicio de todo proceso de paz es si al final, el Estado se va  debilitarpor cuenta de los “acuerdos de paz”.  Existe una prevención general, una especie de creencia popular según la cual, el Estado que negocia se debilita o lo hace porque es débil y por lo tanto la que se fortalece siempre es la guerrilla.

Si se analizan los acuerdos de paz firmados en Colombia, en las diferentes etapas de la historia, la más clara conclusión, en todos los acuerdos de paz que se han celebrado en Colombia, el Estado colombiano ha salido fortalecido.

Sin ir lejos, los acuerdos políticosque `pusieron fin a la violencia partidista de los años 50, se basaban en el fortalecimiento del Estado mediante un diseño que permitía que los dos partidos políticos de ese entonces tuvieran una rotación en el poder a cambio de ponerle fin a la violencia. Así hoy día el “Frente Nacional” sea criticado, en ese entonces resultó ser un acuerdo de paz eficiente que permitió que el Estado se fortaleciera en los siguientes 16 años.

Los acuerdos que se han firmado con grupos guerrilleros colombianos también han tenido como efecto el fortalecimiento del Estado, no solo por el hecho mismo de reducir la violencia sino en especial por el haber generado mecanismos que le dieron más fortaleza a la democracia y al Estado.

Un buen ejemplo es el resultado del proceso con el M-19. Se firmó la paz y de allí resultó la nueva Constitución cuyo principal efecto ha sido el fortalecimiento de la democracia y de los mecanismos de legitimación y fortalecimiento del Estado colombiano.

Otro buen ejemplo es el proceso de paz del Caguán. A pesar de todas las críticas y sin que allí se haya pactado un acuerdo de paz, el solo proceso logró el mayor fortalecimiento del Estado en toda la historia. Gracias a ese  proceso, logramos el Plan Colombia, se modernizaron las Fuerzas Armadas  y recuperamos la legitimidad internacional que habíamos perdido. Por su parte, la guerrilla perdió su más grande oportunidad de paz, se deslegitimó internacionalmente y pasaron de ser catalogados como guerrilleros a estar en todas las listas de terroristas.

Esta semana se inician los nuevos acercamientos en La Habana. Se oyen tendencias contradictorias entre la opinión pública. Algunos sin haber empezado el proceso ya lo están menospreciado y atacando. Otros por su parte lo defienden a cada y espada sin que la guerrilla haya dado señales de que se puede avanzar.

Por ahora lo único claro es que el Estado no perderá nada intentándolo y que, por el contrario, el Estado puede continuar fortaleciéndose y sobre todo ganando legitimidad para el futuro. Si las negociaciones llegan a buen puerto, el Estado saldrá fortalecido; paradójicamente si fracasan -que esperemos que no- el Estado también podrá salir fortalecido por intentarlo, si su intención es sincera.

Pero las Farc solo tienen una posibilidad para ganar legitimación: firmar la paz. Si no lo hacen, hasta nuestros vecinos que han servido de garantes, dudarán en apoyarlas.