Camilo Herrera Mora* | El Nuevo Siglo
Sábado, 1 de Agosto de 2015

ASIMETRÍAS

Mentiras y secretos

Todos  mentimos y todos tenemos secretos. Es parte de nuestra humanidad y nuestro mismo sentido animal. Sin ellos no seriamos funcionales en la sociedad.

Por diversos motivos existe un acuerdo tácito en el mundo que mentir y tener secretos no es bueno, es pecado e incluso un delito, y en muchos casos una enorme falta de educación y respeto, pese a que todos lo hacen. Quizá esto ocurre porque no sabemos leer cuando los demás nos dicen mentiras, y preferimos exigir honestidad absoluta, dosis coherente de verdad que realmente necesitamos. La mentira es un arma social, que al sumarse al secreto, ha mantenido a la humanidad en pie desde sus comienzos. Mitos como el Niño Dios son un ejemplo sutil de este fenómeno, que llega hasta el mismo dinero, que no es otra cosa que una mentira colectiva.

La mentira nos permite no herir al otro con una verdad muy dura, y poder modularla hasta que el impacto sea manejable. Es delicioso saber que hemos mentido, y que de una u otra manera le hemos ganado en el juego de la verdad a otro, y más aún cuando eso fue beneficioso para ambos y no causo ningún daño. Inclusive, una de las formas más hermosas de la mentira, es el silencio; y aún muchos creen que el que calla otorga, mientras que el callado piensa, analiza y se regocija por dentro de su silencio

El secreto es aún más complejo. No es el acto de cambiar una verdad, sino de ocultarla. Saber algo y no decirlo es un ejercicio de poder, que si se usa sabiamente, es un enorme constructo social para definir entornos de bienestar. Guardar un secreto propio es maravilloso, pero guardar uno ajeno es un poder peligroso; sabemos que podemos hacer daño y callamos para hacer el bien a otros.

Esto hace que la justicia se quede en el escenario de una incomprensión increíble de la humanidad, porque castiga al mentiroso y exige que el custodio de un secreto hable, lo cual tiene sentido por un bien mayor, como proteger los derechos de alguien en caso de una trampa; pero en  muchos casos, la justicia cotidiana, la de los amigos y la familia, fuerzan a que la verdad quede libre, con la capacidad de matar la calma creada delicadamente por la mentira y el secreto. Mentir y callar, son cosas cotidianas, que nos definen como humanos.

Colombianada. El gran secreto que todos guardamos es la mentira que hemos dicho.

@consumiendo

*Presidente de Raddar