CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Sábado, 19 de Mayo de 2012

Las quejas del TLC

 

Es un tanto anacrónico y atemporal decir que no estamos preparados para el TLC. El tratado se comenzó a negociar desde hace más de 8 años y desde los tiempos del gobierno Gaviria este era un objetivo del país.

El sector agrícola pide apoyo, subsidios, infraestructura y otros reglones de ideas para evitar el golpe que el TLC potencialmente le dará, pero en los últimos años no existen evidencias de que el sector se haya preparado o mejorado su productividad; el invierno afectó el escenario, pero la verdad es que muchos se han quedado en la queja.

Por el contrario, el sector de confecciones, fuertemente amenazado, ya encontró las oportunidades y comenzó a trabajar.

Estamos acostumbrados al proteccionismo, a condiciones de estabilidad de mercados y a dominar las condiciones de intercambio, pero también es cierto que somos ineficientes en diferentes procesos agrícolas, mineros, industriales y de servicios, y esta nueva ola de competencia aumentará nuestra competitividad.

Queremos comerciar con el mundo, desarrollarnos, reducir la pobreza pero sin cambiar nuestro statu quo; eso es imposible.

Para competir en el mundo y aprovechar ese beneficio para crecer y reducir la pobreza debemos comprender que hay sacrificios y que las economías son mayormente de “suma cero”, donde si alguien gana, seguramente alguien perdió; y esto sólo pasa si alguien es mejor que otro.

Debemos dejar atrás la posición proteccionista del agro y aprender del gran paso de la industria de confecciones, que al igual que el agro estaba acostumbrada a la protección y a la ventaja competitiva del tipo de cambio y en los últimos 10 años se ajustó al nuevo entorno y lleva años con una balanza superavitaria pese al dólar y al comercio con Venezuela, gracias a la construcción de valor agregado y la consolidación de marcas.

Dejemos de quejarnos, y más de una situación que ya se conocía previamente. El TLC comenzó y debemos aprovecharlo, controlar la crisis y construir las oportunidades como lo hizo Centroamérica que triplico sus exportaciones agrícolas hacía EE.UU.

Las oportunidades están y no nos preparamos para ellas, mas queda tiempo para hacerlo y con la ventaja de que podemos realizarlo en cooperación con capital americano, dejando atrás los pensamientos de “imperialismo” o de “colonización”, y comenzar a sacarle provecho a nuestros recursos agrícolas con el conocimiento de nuestro nuevo aliado.

El TLC no es una opción, es una realidad; podemos aprovecharlo o ver cómo el mercado cambia y nos cambia. El agro debe entender esto.

Colombianada. Tiene sentido una bandeja paisa de productos importados si es más barata y nutritiva, ¿o no?

@consumiendo