CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Sábado, 26 de Mayo de 2012

Reflexiones sobre Merlano

 

Colombia no está molesta con el senador Merlano por su abuso de poder, está molesta por lo que significa ese abuso continuo de los poderosos, y ahora está indignada porque parece que no va a pasar nada.

Se le pide la renuncia a un General de la Policía, públicamente se conoce que un senador no cumple con las leyes y la Justicia no hace nada ante el conocimiento del acto; esta situación proclama que la justicia es para los pobres o los de ruana o los de a pie, y que un político puede andar en su carro sin licencia de conducción y negarse a lo que la Policía le pida simplemente porque cree que es un ciudadano superior a las normas comunes.

El Partido de La U llama a su Comisión de Ética para tomar acciones, pero parece que este Comité no se reúne muy rápidamente ni que tome decisiones contundentes para defender el espíritu de la colectividad, en el mismo sentido de la Procuraduría y la Comisión de Investigaciones del Congreso, mientras la opinión pública ya condenó al senador y ve cómo el poder de la democracia navega en los medios digitales pero se ahoga en la realidad.

Estoy de acuerdo con que el senador Merlano no debe renunciar: debe ser echado del puesto y encarcelado por incumplir la ley y destruir la imagen de la Policía y desvirtuar las normas de convivencia nacionales, que es distinto; en este punto su renuncia es un premio a su arrogancia y a la posibilidad que tiene de no acatar una norma y un mandato de un oficial.

Estas situaciones son las que destruyen nuestra sociedad: vemos el abuso de poder, lo probamos y al final caen justos por pecadores y el culpable sigue en su posición, con un sueldo inmerecido y con el apoyo tácito de sus compañeros. Sus electores no pueden hacer nada y a la opinión pública sólo nos queda tomar posición concreta frente al tema, sabiendo de antemano que seguramente no pasará nada y que es muy posible que vuelva a ser electo, porque los votos en Colombia no siempre se obtienen como una delegación del poder democrático ante una representación programática o ideológica.

Colombia ve cómo un senador es más poderoso que la Policía y que la Ley, porque habla duro y amenaza la carrera y el empleo de unos indefensos policías, y es de esto de lo que el país está avergonzado, ofendido y terminará nuevamente frustrado.

Colombianada. El senador cree que representa 50.000 votos, cuando la verdad es que representa al país, y él no es el país que queremos.

@consumiendo