CAMILO HERRERA MORA* | El Nuevo Siglo
Sábado, 26 de Enero de 2013

Favores no pedidos

 

Yo  sé que las personas quieren ayudar a los demás, pero antes de hacerlo pregunten si esa persona desea ese favor.

Muchas veces creemos que si ayudamos a alguien de una u otra manera esto será bueno para esa persona, la verdad, en la mayoría de los casos no es así.  Ejemplo simple y cotidiano cuando en acto de proactividad alguien decide arreglar nuestro escritorio o armario, causando que las cosas se vean mejor pero generando desorden en nuestras vidas.

 El tema puede sonar superficial pero es escabroso; tiene que ver con las concepciones y definiciones del  mundo y de la felicidad que cada uno tiene, y con un exceso de ego y de vanidad, donde prima el efecto “yo haría las cosas así” o bien “es mejor así”, y no es igual para todos. Ejemplo de esto cuando alguien cercano a la familia decide que tu hijo no debe tomar gaseosa porque eso es malo y que lo mejor es que tome jugo de tomate, pero nunca te preguntó por qué tu hijo estaba tomando gaseosa, o peor, por qué tú le das gaseosa. La intención es buena bajo el paradigma de dar lo mejor, pero pasa por encima de muchas cosas fundamentales de una familia.

 Igual ocurre en política pública: hoy el alcalde de Bogotá quiere reducirnos las tarifas de servicio de aseo porque cree que es lo correcto, pero al final este favor no solo será insignificante sino que traerá consecuencias inesperadas.

 He aprendido que se debe ayudar a la gente bajo la premisa de nunca esperar agradecimiento, y que se debe ayudar a las personas que piden favores y no hacerlos sin que se los pidan, porque casi siempre genera problemas, debido a que cada persona tiene una solución diferente en una misma situación, y esto causa que las relaciones entre las personas se tensionen, porque al “beneficiado” del favor no le queda otra opción que decir gracias, ya que la buena voluntad de la otra persona evita que el beneficiado pueda quejarse.

 Mil veces me han pasado ambas cosas: ayudo y me ayudan sin que fuera acordado, en casi todos los casos las cosas salen mal; cada persona es diferente, percibe distinto y actúa de manera particular. Entonces, respetemos a los demás y seamos más humildes: no somos la única solución de los problemas de los demás.

Colombianada. Muchas gracias por borrarme el tablero de la oficina donde tenía anotado ese dato.

@consumiendo

*Presidente de Raddar