Canciones y consciencia | El Nuevo Siglo
Sábado, 19 de Noviembre de 2022

Mientras no vibremos en las frecuencias altas del Amor/Fuerza, seguiremos enredados en el resentimiento y la culpa. Muchas canciones son prueba de ello.

Como estamos en un pre-kínder existencial, somos como niños pequeños que avanzan paulatinamente, cada quien a su ritmo: unos niños aún no rasgan papel, al tiempo que otros tienen ya desarrollada la motricidad fina. Los segundos no son mejores que los primeros; sencillamente han aprendido primero otras habilidades.  De la misma manera nos ocurre con relación a la consciencia: aprendemos pausadamente, vamos en diferentes estadios y a la vez somos esencialmente iguales. 

Las canciones de despecho resultan interesantes para reconocer los niveles de consciencia, pues nos presentan puntos de vista que, aunque no sean sanos, podemos llegar a cantar a grito herido… y reproducir en automático. Hoy me parece ilustrativo y divertido traer a colación a Paquita la del Barrio y Shakira, quienes resultaron juntas por obra y gracia de un meme que circula ampliamente por las redes sociales.  Las dos nos abordan desde el fin de una relación de pareja. La primera canta Rata de dos patas, sí, así como suena; la segunda, con el corazón en la mano, entona Monotonía, a dúo con Ozuna.

En el meme de marras dice Paquita, sin terapia: “Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho…”, para referirse a su antiguo “amor”.  El personaje no se ha dado cuenta de que si nos encontramos en pareja es porque vibramos en la misma frecuencia, nos hacemos correspondientes y por eso caminamos juntos durante algún tiempo. Somos espejos.  Entonces, Paquita -sin saberlo- termina retratándose a sí misma, desde una supuesta superioridad e indignación que le da derecho a insultar a quien alguna vez “amó”.  Es una cara de la neurosis, anclada en el rencor.

Shakira, supuestamente con terapia, nos trae otra versión también neurótica, que atribuye a la falta de variedad el haber condenado la relación a su fin: “No fue culpa tuya, ni tampoco mía, fue culpa de la monotonía…” Se queda sin reconocer la responsabilidad de los dos miembros de la pareja en esa construcción aburrida, como si fuesen ajenos a la dinámica en la que cayeron.  Aquí la neurosis está anclada en la culpabilización a un agente externo y en la incapacidad de asumir lo que a cada quien le corresponde.

Esas dos visiones corresponden a niveles de consciencia pequeños.  Cuando estamos en terapia, y aprendemos a relacionarnos mejor, podemos honrar a quien ha sido nuestra pareja. Le agradecemos lo que nos ha permitido aprender, perdonamos, soltamos, fluimos. Y crecemos, nos hacemos más grandes, para pasar de lo que llamamos “amor” al Amor. Podemos cantar notas más altas y expandir la consciencia.

@edoxvargas