CARLOS ALBERTO ESTEFAN UPEGUI | El Nuevo Siglo
Viernes, 5 de Octubre de 2012

Pesos sinceros

 

Milesde pesos son solo unos pocos pesos, de ahí que ser millonario en Colombia difiere del resto del mundo, donde serlo es un verdadero privilegio. Por lo menos le sobran tres ceros al peso, expresa el Gobierno en una iniciativa que pronto será realidad.

Recordemos el billete de ½ peso en los años cincuenta en Colombia, cuando el salario mínimo era de 60 pesos mensuales y un profesional recibía, en promedio, de 300 a 500 pesos, mientras un vehículo corriente podía valer ocho mil pesos; más adelante, al comenzar los setenta, el salario mínimo fue de 660 pesos mensuales; el salario de un profesional en 1977 oscilaba entre 6 mil y 10 mil pesos, y un vehículo valía 240 mil pesos. Ya en 1985 el salario mínimo fue de trece mil pesos, el de un profesional de 50 mil pesos y un vehículo corriente podía costar tres millones y medio. Hoy día, el salario mínimo es 566.700, más el auxilio de transporte queda en 634.800 pesos; tenemos profesionales “millonarios” que ganan desde un millón de pesos hasta 5 o 6 millones, y hay carros de 20 y 30 millones, los más económicos. Sin embargo, no es cuestión solamente de ceros, se trata del comportamiento de la inflación y la devaluación, como de la relación de intercambio regida por la oferta y la demanda, además de los aranceles en el caso de los carros.

Todo lo anterior, en contraste con la actualización de la moneda, que en Colombia se ha quedado atrás respecto de otros países. En Argentina, en 1992, el Nuevo Peso reemplazó al austral. Cada peso argentino equivalía a 10.000 australes. En México, en 1993, el Nuevo Peso le quitó tres ceros al anterior. En Ecuador, en 1999, se adoptó el dólar como moneda nacional, y en Brasil, el 1 de julio de 1994, 2.750 cruzeiros reais eran cambiados por un Real.

En nuestro país, dicen los técnicos, con una inflación de un solo dígito y un límite máximo de dos mil pesos por dólar, es un buen momento para adoptar la medida. Por supuesto, hay académicos que opinan lo contrario o son indiferentes. Lo cierto es que vamos a tener menos pesos pero, siendo sinceros, el valor de las cosas seguirá siendo el que determine el mercado. Solo queda acostumbrarse a hacer correctamente los cálculos, además de ajustar las maquinitas, los dispensadores y el software para un buen manejo de las cuentas.