CARLOS ALFONSO VELÁSQUEZ | El Nuevo Siglo
Lunes, 20 de Agosto de 2012

En búsqueda del centro político

 

Durante  los dos períodos del gobierno Uribe el espacio del centro político se redujo y el radicalismo de los extremos señaló una crispación de la cual y pese al discurso de la “cohesión social”, no hubo frutos ni de convivencia pacífica ni de armonía social; y mucho menos de madurez institucional. Por el contrario, lo que tuvimos fue una nación estancada, en aspectos clave de su verdadero progreso, por un empobrecido y estéril debate político. Debate este que, no obstante su evidente infecundidad, tiende a mantenerse en las confrontaciones Uribe-Santos, Uribe-Chávez, Uribe-izquierda democrática, en fin… Sin embargo, el mismo Uribe parece ser consciente de lo infructuosa que es la crispación que promueve y de ahí el lanzamiento de el “Puro Centro Democrático” cuya credibilidad nació en entredicho dadas las actitudes y posturas de su líder.

Por otra parte, y también percibiendo el vacío del centro político apareció la iniciativa de “Pedimos la Palabra” integrada por distintos personajes públicos decepcionados de las opciones partidistas a las que han pertenecido y que se niegan a aceptar la convalecencia del debate político. Estos buscan el centro del espectro político de manera más creíble por sus actitudes, pero por su ideología lo que pueden lograr es darle un poco de oxígeno no al centro sino al centro-izquierda de la socialdemocracia. Y en esto ya les apareció un cercano competidor: el Polo Democrático que lucha por deslindarse de la izquierda pura y dura representada por el Partido Comunista y la “Marcha Patriótica”.

Ahora bien, siguiendo un reciente artículo de El Nuevo Siglo el centro político está copado por el presidente Santos, cuyas actitudes moderadas y posturas con altas dosis de eclecticismo permiten estar de acuerdo con la afirmación de este diario. Sin embargo, el centro del espectro político puede ir más allá de las actitudes y posturas, y anclarse en unas ideas fuerza que permitirían dar a luz una verdadera opción de centro democrático diferente a la ecléctica “Tercera Vía”.

El anclaje del centro político se funda en una visión antropológica del ser humano que trasciende al individuo aislado en su autonomía y al ciudadano reducido a su condición pública. El verdadero centro puede restituir el papel que como personas nos corresponde al vivir en diversas comunidades: la familia, la empresa, el conjunto, la iglesia, el club, el partido, el municipio, la nación. En esencia, el centro propende porque primen las relaciones yo-tú y no las yo-cosas.

El centro reconoce la razón de ser del Estado y del mercado, pero también la de las comunidades, sin darle prevalencia a ninguno de los tres pilares sobre los que se levantan las sociedades. No pretende ni un Estado garante ni unointerventor. Un Estado reformado desde el centro es fundamentalmente subsidiario de las comunidades y arbitra con sensatez la economía, entre otras, estimulando la democratización de los agentes del mercado, dándole de esta manera impulso a la socioeconomía.