CARLOS ALFONSO VELÁSQUEZ | El Nuevo Siglo
Lunes, 28 de Noviembre de 2011

Drogas: el Presidente se equivoca

 

 

Durante su reciente viaje a Inglaterra el presidente Santos declaró: “una nueva aproximación a la lucha contra las drogas debería evitar la violencia del narcotráfico… Si eso quiere decir legalizarlas y el mundo piensa que esa es la solución, yo le daría la bienvenida, lo que no voy a hacer es convertirme en la vanguardia de ese movimiento porque saldría crucificado… somos el país que históricamente ha sufrido más con el consumo en el Reino Unido, E.U y Europa en general”. En resumidas cuentas buscó -sin comprometerse- reabrir el debate sobre la legalización de la marihuana y quizás la cocaína, como fórmula para mejorar la estrategia de lucha contra las drogas y disminuir la violencia. De lo anterior se infiere que nuestro Presidente no tiene claridad en la mejor manera de afrontar el problema y esto, por obvias razones, no es una buena noticia para Colombia.

Santos parece no haber caído en la cuenta de que la discusión sobre si la responsabilidad del narcotráfico (con los crímenes asociados) recae principalmente en la oferta o en la demanda ha sido superada con base en los estudios de los últimos años, incluyendo claro está los colombianos. Y que hoy día el debate se centra en el relativo fracaso de la estrategia para acometer la lucha contra las drogas. Así lo dejó traslucir un sondeo en varios países de la región presentado en el noticiero CM& el miércoles de la semana pasada en el que amplias mayorías consideraron que la “estrategia contra las drogas ha fracasado” al tiempo en que amplias minorías rechazaron la posibilidad de “legalizar” las drogas. En cortas palabras hoy la cuestión está en revisar la estrategia sin que ello implique legalizar las drogas.

Ahora bien, se puede decir que la superación de dicha discusión se logró porque se concluyó que tanto la oferta como la demanda son responsables. Así se soslaya un aspecto clave sobre la principal responsabilidad; esto es que en el narcotráfico los únicos actores que tienen la posibilidad de influir tanto en la oferta como en la demanda, son la mafias que, hoy transnacionales, al mismo tiempo que “invierten” en la producción, “comercializan” el producto y, a la sombra de sus “protectores” (léase autoridades sobornadas), lavan el dinero. Es decir, el centro de gravedad del narcotráfico está en las mafias. Entonces si se piensa en que el poder corruptor de las mafias hacia las autoridades de cada Estado evita que el esfuerzo principal de la estrategia se enfoque en ellos, -los mafiosos y sus cómplices- buena parte de la solución estaría en proponer un código internacional que tipifique delitos propios de aquellos, luego de lo cual, y bajo la tutela de la ONU, los países que lo acogieran enviarían a ese organismo policías y fiscales expertos para conformar una Policía Internacional antimafia con competencia para operar en cualquiera de los países que acogieran la propuesta. El Gobierno colombiano está en una posición política privilegiada para liderar una propuesta como ésta.