Cartagena de Indias, el puerto más importante del Caribe en los siglos XVII y VIII, faro para el comercio de todo el mundo, cuyos intrépidos comerciantes reunidos en el Consulado del Comercio se rebelaron contra la autoridad Virreinal en 1809, reclamando comerciar con todo el Caribe y dando así inicio al movimiento emancipador. Hoy, varios siglos después, mantiene su esplendor dentro de un mar de contradicciones.
Cartagena Festival de Música, es todo un acontecimiento cultural digno de ser vivido; su escenario es toda la ciudad; desde el esplendoroso Teatro Epifanio Mejía, en donde en este año se realizó el acto de inauguración, hasta el patio de la Aduana y el Centro de Exposiciones, lugares donde pueden ingresar todos los amigos de la música, sin distingo alguno.
Siempre se ha dicho que se trata de una ciudad de estilo colonial dentro de las murallas de piedra; sin embargo, es admirar su arquitectura de estilo republicano tardío, que data de principios del siglo XX, marcando el renacer de la ciudad destruida con la gesta de independencia y que llenó de obras y edificios importantes a la ciudad.
Se destacan entre ellas el mismo Teatro Epifanio Mejía, también conocido como Teatro Heredia, inspirado en el Teatro Tacón de la Habana, la Torre del Reloj, el Camellón de los Mártires, la Casa Obregón, el Parque Centenario, el Parque Bolívar, la ermita del Cabrero, el Cementerio de Manga, la Cúpula Mayor de la Iglesia de San Pedro, obras todas atribuidas al trabajo y dedicación de Luis Felipe Jaspe, que hoy enmarcan a la ciudad vieja, en un contraste de dos mundos: el Colonial y el Republicano que se fusionan dando un especial toque caribe al ambiente citadino.
La ciudad se ha volcado hacia sus costados, conformando una gran urbe contemporánea, que marca el contraste con su historia.
El turismo se desborda por esta época a buscar en aquella ciudad, por sus maravillosas playas, sus grandes hoteles, la variedad gastronómica, su pletórica programación cultural, su heroico pasado. Con esta gran avalancha de visitantes, llegan también los problemas: la prostitución y la droga se convierten en una oferta permanente por sus calles coloniales; el abuso del precio de productos y servicios se ensaña con los visitantes; las basuras se apoderan de la ciudad que no alcanza para recogerlas.
Llama la atención los abusos en las playas, invadidas de vehículos que amenazan la seguridad y la vida de los paseantes; muy orondos quienes se creen dueños de ellas, introducen sus camionetas en las playas de La Boquilla, poniendo en riesgo a las personas y para colmo de males, dejan su basura y sus plásticos para que los demás tengan que recogerlas, todo ante la mirada indiferente de las autoridades.
Gran tarea le corresponde al nuevo burgomaestre de la ciudad: armonizar ese puerto pujante que nuevamente intenta conseguir su primacía en el Caribe, liderando sus empresarios creativos y comprometidos con la ciudad; para buscar solución a los problemas sociales y la pobreza que circula por todo el conteniente. Todos queremos a Cartagena; es la ciudad universal, refugio de nuestro pasado y la brújula del porvenir.