El escenario del planeta es igual al judicial, en las salas de audiencias juzgan los feminicidios cometidos a causa de la celotipia de los megalómanos narcisistas que prefieren matar antes que perder el dominio sobre su objeto de poder: (Claudia Giovanna); idéntico fenómeno exhibe el teatro de las Naciones Unidas a consecuencia de los infames crímenes que cometen los rivales a causa del temor a la pérdida de su dominio politico. (Asadputin Trupkim)
Los celos que padecen los protagonistas del drama mundial son producto de su inseguridad. Emoción que desequilibra sus sentimientos y trastorna su personalidad esquizofrénica, regresándolos a etapas inmaduras de su evolución, cuando perdieron la teta de su madre. Su psicosis es la causa de sus discusiones compulsivas , sin fundamento ni inteligentes, procurando adivinar la infidelidad y de ahí que se desate un espionaje cotidiano paranoico que termina conduciéndolos a la agresividad.
Lo inexplicable no es que los enfermos de poder asuman esas aberrantes conductas. En los políticos es natural su dolencia, es ella la que los conduce a buscar la satisfacción de sus deseos apelando a la atracción de los débiles, reclutando en movimientos y partidos a quienes por estimarlos inteligentes, fuertes y autoritarios los eligen sustitutos de la madre y el padre. Lo insólito es que sus adeptos sean sumisos, obedientes e incluso mediocres, pudiendo con su don liberarse. Es el miedo a la libertad el que origina esta ancestral esclavitud. Es la personalidad de la víctima.
La historia registra ejemplos. “L’ Etat c’ est moi”, se dice, pregonaba Luís XIV, pensamiento con el cual se vengaba de su madre, Ana de Austria. Una de las dificultades de un líder es la de controlar el placer de su vanidad. Su neurosis narcisista es una dolencia inconmensurable, de ahí que para satisfacerla no encuentre inconveniente en desatar la guerra en el mundo.
Los feminicidas corren el riesgo de la condena antes que renunciar a su aberrante delirio celotípico. Igual sucede con los “lideres” de los pueblos “enfermos política y sociológicamente”. Una novedosa versión sicoanalítica ha promocionado un estudio psicobiográfico de los detentadores del poder y demostrado que en su interior suponen: “Soy el centro del universo y los demás existen para dar vueltas alrededor mío”. Presunción que no es totalmente equivocada. La imbecilidad de las gentes es la fuente de riqueza de los políticos poderosos que no admiten, de ninguna manera, que alguien se atreva a competir su gobierno de ese rebaño de obedientes ovejas.
El Jus in bello o derecho de la guerra, argumento saturado de arbitrariedad por parte y parte, es idéntico al expuesto en el derecho penal para justificar el asesinato del ser amado: la legítima defensa del honor. La defensa de la Paz, ejercida por las Organizaciones Internacionales, es una utopía. El mundo está bailando en la cuerda floja y así seguirá si los pueblos no se rebelan por las buenas.. ¡Oh! Cristo, Gandhi, Luther King, revivan la Pascua. ( פֶּסַח).