Ciudadanos del cambio | El Nuevo Siglo
Lunes, 3 de Febrero de 2025

Este 2025, desde cualquier bando, podemos seguir quejándonos de la autoinmune Corte Constitucional, del trastornado parlamento, de la disfuncional contraloría, y de todo lo malo que hizo Duque o todo lo bueno que no hizo Petro. Por otra parte, podemos cambiar nuestra actitud hacia el país, y hacer la diferencia.

Petro defraudó porque sus reformas no gravaron la riqueza individual y continuaron castigando al empleo. La Superintendencia de Industria y Comercio no estableció controles de precios, para erradicar la “reduflación” por avaricia, y la SuperFinanciera no venció los intereses con los que el BanRepública subsidia a los bancos, bajando la usura para que las tasas reales fueran cero.

Ahora, Colombia corta presupuestos e inversiones públicas. Previamente, desviaba los recursos para enriquecer a la minoría de siempre, emprendiendo obras no prioritarias, dejándolas a medias o culminándolas de manera mediocre.

Como Petro supuestamente representaba la única alternativa a todo lo prexistente, ya no quedan dudas: no podemos esperar nada del Estado. Entonces le invito a que no piense qué pueden hacer los desvirtuados poderes públicos por Usted, sino qué puede ofrecer Usted a quienes más apoyo requieren.

Valore lo que tiene, y evalúe si sus necesidades están suficientemente satisfechas. Aunque el deseo de maximizar es tentador, tenga en cuenta que es causa y efecto de la irracionalidad del mercado y la injusticia social. Entonces, identifique qué podría endosar, para maximizar su impacto social o contribuir a la redistribución.

Para empezar, haga inventario de los accesorios y las redundancias que continúa acumulando, aunque prácticamente no les de uso. También haga un balance de los consumos adictivos, efímeros o prescindibles. Finalmente, tome la oportunidad de construir un ahorro para destinarlo a causas solidarias.

Esa propuesta usualmente es retroalimentada con la indiferencia, el desprecio o la ingratitud de quien tiene mentalidad mezquina, aunque posea múltiples inmuebles. Para tener presente, una de las excusas que se esgrimen para evadir la inversión en responsabilidad social es la inexistente personalización en la rendición de cuentas tributarias, demandando conocer en qué se utilizaron sus aportes, y cuánto aportaron los demás en promedio.

Otra es la corrupción; el informe debería incluir cuánto se perdió por ese concepto. Igual, la “pirinola” no debe limitarse a lo económico: eso sería tacaño. Cada día, identifique a quién enviarle un mensaje de agradecimiento, explicándole cómo una de sus recientes acciones le reportó a Usted algún beneficio intangible, verbigracia, desahogarse ante un momento estresante o resolver trámites engorrosos durante una jornada saturada.

Aproveche el instante del semáforo en rojo para hacer una pausa, respirar y relajarse. Ceda el paso para no incrementar la probabilidad de cometer infracciones, propiciar choques o reforzar el obstruccionismo. Y recuerde que vale la pena regalar alguna cortesía, en cada interacción, incluso a quienes demuestran hostilidad.

Deje de delegar el cambio. Colombia es tan caótica, y estamos tan obsesionados con señalar a los demás, que nos olvidamos de asumir responsabilidad, y dar ejemplo.

Necesitamos menos egoísmo. Más moderación. Menos mezquindad. Más iniciativa.