El Edelman Trust Barometer, estudio global que mide la confianza de las personas en las instituciones como gobierno, empresas, ONG´s y medios de comunicación, trae para el 2024 un particular énfasis en la innovación. Es relevante su análisis anual, pues ofrece una visión de cómo la ciudadanía viene percibiendo conceptos como la honestidad, la competencia y la ética en sus instituciones.
A nivel mundial, el informe evidencia la creciente desconfianza en los gobiernos y medios de comunicación, mientras las empresas se mantienen como la institución más confiable. Esta misma tendencia se observa en Colombia. Sin embargo, mientras el promedio global de confianza es del 56%, Colombia se encuentra en un nivel del 47%, situándose dentro de los países de menor confianza en sus instituciones. A nivel comparativo, China y Emiratos Árabes, lideran el índice, con un 79% y 74% respectivamente.
Los resultados del Edelman Trust Barometer pueden ofrecer una hoja de ruta interesante, para desarrollar políticas públicas y estrategias desde el sector privado en Colombia, enfocadas en fortalecer la confianza y mejorar la gestión de la innovación.
Por ejemplo, el informe subraya que la confianza en la innovación aumenta cuando las empresas trabajan en alianza con el gobierno. En Colombia, esta alianza es crítica dada la baja confianza en el sector público. Contrario a lo que se viene induciendo, una política pública que fomente las alianzas y el trabajo en red con empresas, universidades y gobierno, puede ser clave para fortalecer los procesos, su alcance, aumentar la confianza y la aceptación ciudadana.
El estudio resalta que una de las principales demandas de la ciudadanía es que las instituciones, tanto públicas como privadas, escuchen sus preocupaciones y comuniquen de manera clara los pros y contras de los procesos de innovación. Particularmente para Colombia, la falta de transparencia en la implementación de nuevas tecnologías es uno de los factores que genera mayor desconfianza.
Adicionalmente, a nivel global, como en Colombia, existe un consenso en que los reguladores gubernamentales carecen de las competencias necesarias para gestionar tecnologías emergentes de manera efectiva. La implementación de programas de capacitación específicos para reguladores, en áreas como la IA, energías verdes y biotecnología, permitiría mejorar la capacidad del Estado para anticipar y gestionar los riesgos asociados con estas tecnologías, aumentando la confianza en su implementación.
El sector privado juega un papel crucial en la implementación de innovaciones. Las políticas que incentiven a las empresas a mantener altos estándares de seguridad, accesibilidad y beneficios sociales en el desarrollo de nuevas tecnologías son claves. De allí, la importancia de políticas públicas que incentiven procesos de sostenibilidad y de impacto social en las innovaciones desde las empresas.
Otro aspecto especialmente relevante en Colombia, es la percepción de los jóvenes respecto al futuro laboral. El informe revela que un 85% de los jóvenes colombianos encuestados creen que las empresas, lideradas por sus presidentes, deben asumir un papel clave en la preparación para las habilidades laborales del futuro. Lo que incluye no solo la adaptación a las transformaciones tecnológicas, como la inteligencia artificial, sino también con programas de desarrollo que apoyen a los empleados a adquirir nuevas competencias, para abordar los cambios.
En el contexto de la baja confianza en las instituciones, Colombia enfrenta el desafío de construir comunidades en la que las empresas, junto al sector público y las universidades, impulsen un modelo de desarrollo basado en la transparencia, la ética y el bienestar social. La visión para el país debe centrarse en un liderazgo empresarial que integre la responsabilidad social con la innovación, respondiendo a las demandas de los jóvenes y de la ciudadanía en general.
Para que esta visión sea alcanzable, es fundamental crear políticas públicas que faciliten y promuevan las alianzas interinstitucionales, incentivando a las empresas a participar activamente en el diseño de estrategias de desarrollo tecnológico y social. Este enfoque colaborativo no solo puede restablecer la confianza institucional, sino también construir un ecosistema de innovación sostenible y generador de oportunidades para todos los colombianos.