Van 67 muertos en Arauca y pronto se duplicará la cifra macabra, porque el negocio de la cocaína -el combustible de la guerra- sigue incólume. Uno de los últimos deseos del fallecido MinDefensa, Carlos Holmes Trujillo, era poder reiniciar el uso de la fumigación con glifosato, con lo cual el narcotráfico se castigaría y la violencia, cargada de asesinatos de líderes sociales y de masacres de jóvenes a lo largo y ancho de nuestra geografía, mermaría ostensiblemente.
El químico funcionó antes y fue efectivo en la reducción del cultivo, pero eso era en tiempos de Uribe porque, después de él, el Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE), presidido por Minjusticia y conformado por ocho subalternos del presidente de la República (más un representante de la Procuraduría) no quiso dar luz verde a la fumigación, dizque por “precaución”. Este gobierno, al menos, logró hace un año que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) diera luz verde al programa de erradicación de cultivos ilícitos mediante aspersión aérea con glifosato y el Ministerio de Justicia expidió el Decreto 380 de 2021, que establecía los pasos a seguir para el regreso de las aspersiones. El trabajo estaba hecho.
Pero ese Consejo, aunque cambió el gobierno, parece mantener su “jurisprudencia” desde las épocas de Santos, quien se amangualó con Gaviria, su Minsalud, para decir que el químico era potencialmente cancerígeno, seguramente para no descuadrar el Acuerdo Farc – Santos, que “ordena” priorizar la sustitución voluntaria y manual de cultivos lo que, claro, es lo que más coincide con los intereses de la guerrillerada que sigue -en cuerpo ajeno- narcotraficando. Y la Corte Constitucional, mediante sentencia T-236 de 2017, ayudó a enredar la pita, exigiendo unos protocolos en materia de salubridad difíciles de cumplir; ahora esa misma Corte deja sin efecto la Resolución de la ANLA que avalaba el uso del glifosato, dizque por falta de “consulta previa” con las comunidades involucradas.
Al vernos tan enredados y con un manejo tan reactivo y timorato del tema crucial de la droga, el gobierno estadounidense, por medio de su Embajador en Bogotá, acaba de informar que la Administración de la Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos ha concluido que el herbicida es seguro y eficaz, mientras que en la Unión Europea se ha comprobado que no es cancerígeno.
El negocio de la coca no se va a acabar -sino a incrementar- porque la erradicación manual y sustitución voluntaria de cultivos -cándidas prácticas artesanales- constituyen la mejor garantía de su permanencia en el tiempo y en el espacio y continuará con ellas la pérdida de vidas humanas y mutilación de soldados y policías que chocan cada rato contra minas “quiebrapatas”. Y el orden público seguirá alterado en Arauca y en el resto del país y si no se actúa con vehemencia y oportunidad, nuestra Patria se hace inviable, su democracia se desvanece. Y, mientras, vamos a morir a fuego lento, con el “alma prendida del inciso de la consulta previa”, con las autoridades maniatadas y los magistrados frotándose las manos.
Post-it. Triste forma de conmemorar el día internacional del periodista en la tiranía vecina: a Cabello se le adjudicó, en remate, el diario El Nacional. Es como poner al monstruo Garavito a manejar una guardería infantil.