El 28 de septiembre, durante mis vacaciones, el Gobierno informó que ese día había presentado ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) un documento, que calificó como “contramemoria” en el que, dentro de los plazos fijados por la CIJ para responder la memoria de Nicaragua, expuso los argumentos colombianos sobre la pretensión nicaragüense en el proceso sobre la ‘Cuestión de la Delimitación de la Plataforma Continental entre Nicaragua y Colombia más allá de las 200 millas náuticas desde la costa nicaragüense’, presentada ante la CIJ el 16 de septiembre de 2013. Aunque Colombia había presentado excepciones preliminares, incluso aunque sin mucha fuerza una de interpretación del propio artículo 56, la CIJ había aceptado el 17 de marzo 2016 ser competente para conocer la demanda.
Me sorprendió no haber encontrado en los medios un análisis del comunicado y, sobre todo, del hecho de que Colombia hubiera presentado una contramemoria cuando, ante el fallo de la CIJ rechazando las excepciones preliminares de Colombia, el presidente Santos afirmó que “Colombia no seguirá compareciendo en La Haya, repito, Colombia no seguirá compareciendo en La Haya. He tomado decisión después de un profundo análisis”. Esa era, por supuesto, una decisión equivocada porque la CIJ sigue con los procedimientos aunque al final se vea abocada a decidir solamente con los argumentos de una de las partes.
Me viene a la memoria que el 2 de junio de 2010 en un foro sobre gestión pública Santos dijo: “Lo puedo firmar sobre piedra o sobre mármol, si es necesario, que no voy a incrementar las tarifas de los impuestos durante mi Gobierno.” Aquí ha sucedido igual, solamente que ahora el incumplimiento de lo dicho por el presidente es favorable al país.
Los escritos que se presentan ante la CIJ son confidenciales hasta el momento en el que se lleven a cabo las audiencias públicas. Esa confidencialidad obliga a la CIJ y no necesariamente a los Estados, pero es dudoso que por ahora vayamos a conocer los argumentos de la demanda y contrademanda, aunque es posible imaginar algunos. El comunicado de la Cancillería dice que en la contramemoria “Colombia responde, punto por punto y argumento por argumento, los alegatos planteados en la Memoria que Nicaragua entregó a la Corte” que es, por supuesto lo que corresponde.
Supongo que la contramemoria se habrá referido de nuevo a la circunstancia de que Colombia no es parte de la Convención de Jamaica sobre Derecho del Mar (Convemar) – tratado que da base a la llamada plataforma extendida—y que la Convención no es, en esta materia, derecho consuetudinario y a que se requiere una aprobación previa de la Comisión Internacional de Plataforma Continental y que ésta no existe.
Pero hay que anotar que el hecho de que Colombia no haya trazado las líneas de base rectas para delimitar el archipiélago puede ser una falla, consciente porque se ha advertido muchas veces, que puede costar caro.
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Coda uno: La situación en la frontera con Venezuela es inestable y parece que el gobierno no le ha puesto la debida atención en el aspecto militar. Los soldados venezolanos entran y salen como les da la gana, disparan, roban y hasta asesinan.
Coda dos: Alcalde Peñalosa: por la séptima se necesita un tranvía, T R A N V I A, no un TransMilenio.