El rechazo a la violencia ocurrida durante el reciente paro nacional debe ser contundente y debe venir de toda la ciudadanía colombiana sin excepción y sin excusa, incluyendo a congresistas y dirigentes políticos de todos los colores.
No hay excusa aceptable para la destrucción y saqueo de los bienes públicos o privados. ¡Ninguna! Es simple y puro vandalismo criminal. Nada se gana dejando a la ciudadanía sin transporte al incendiar decenas de buses o destruir las estaciones. Es doloroso ver miles de personas obligadas a caminar por horas para llegar a sus casas después de terminar su jornada de trabajo, por cuenta de los destrozos de estos vándalos.
Es todavía peor saber el costo inmenso que tendrá cada ciudad, cada pueblo, para reconstruir lo dañado y reponer lo destruido. ¿Cuánto dinero, que podría emplearse en otras cosas, tendrá que ser invertido en reponer los daños causados por estos barbaros?
Hay que ver las grabaciones, reproducidas por los medios, de los encapuchados destrozando a palos y patadas, todo lo que puede, en total estado de euforia. ¡Hay que verlos como gozan destruyendo las vitrinas de cuantos almacenes encuentran para saquearlos! Hasta las panaderías de barrio, de las que viven familias humildes y trabajadoras, han sido atacadas. Verdaderamente da rabia ver llorar, en Cali, a un panadero al frente de su tienda, tan amada y luchada, ahora completamente destrozada y saqueada. Igual vimos en todo el país.
Es verdad que muchos manifestantes protestaron enfáticamente contra la violencia ocurrida durante la marcha. Fue admirable y reconfortante ver a un grupo de jóvenes defendiendo a los policías que estaban siendo miserablemente atacados con ladrillos, palos y piedras, en la Plaza de Bolívar. Igual digo de los que salieron a limpiar los letreros y chorreones de pintura dejados por los vándalos en Barranquilla, Medellín y Bogotá.
Bien claros han sido algunos líderes sindicales, que llamaron al paro, en condenar estos destrozos. Entre ellos Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General del Trabajo (CGT), quien manifestó en desacuerdo con la prolongación de las protestas y el vandalismo al criticar los trinos de Gustavo Petro llamando a su continuidad.
¿Pero, que más se puede esperar de Petro? Si su agenda es llevar a Colombia a un gobierno a la imagen y semejanza del de Nicolás Maduro. Son cándidos los que piensan que Petro no tiene la agenda comunista clásica: destruir y saquear y luego culpar a la policía y al ejército para desmoralizarlos, logrando así acabar con las instituciones para amedrentar a la población y tomarse el poder. Como lo quiso hacer cuando era guerrillero del M19.
En nada ha cambiado la agenda de Petro, solo que hoy se viste “de oveja” y defiende a capa y espada la vida de los toros, mientras su “Bogotá Humana” ataca e insulta a los policías y destruye todo lo que puede, poniendo en peligro a la ciudadanía. ¡Muy humanos, sin duda! Qué no es él, entonces debe hacer una condena, desde su podio de senador, contra los vándalos.
Todos los ciudadanos decentes, amigos o enemigos del gobierno, de derecha, centro o izquierda, participes del paro o no, deben manifestarse, en las redes, en público y privado contra la violencia. ¡Contundente repudio a la violencia y al vandalismo!