El investigador Jaime Bonet afirmó recientemente que “La reactivación económica de Cartagena se podría impulsar si se sacan adelante los proyectos que cuentan con recursos: la protección costera ($160 mil millones), la ciudadela de La Paz ($100 mil millones) y la segunda etapa de Playitas ($22 mil millones)...”Hago esta cita con el objetivo de que el gigantesco costo humano, económico y social del Covid-19 pueda ser asumido, también, por las gobernaciones y alcaldías según sus respectivas categorías y posibilidades.
Como lo hemos dicho tantas veces y aunque ya, en ese ámbito, se hacen esfuerzos notables, se necesita con urgencia que cada gobernador y cada alcalde se disponga a emprender obras públicas tanto con sus propios recursos como con endeudamiento, a crear empleos, a contribuir a la dotación de los servicios de salud, a ponerle sobresueldos a médicos, enfermeros y auxiliares, a captar donaciones, a suministrar comida, medicina y elementos de aseo a los más necesitados y a alegrar a la región, a la ciudad, pueblo o vereda con las expresiones culturales propias.
Las medidas que el Gobierno nacional ha anunciado para aliviar las finanzas regionales y locales van en esa dirección: endeudamiento hasta 100% de los ingresos corrientes, reorientación de las rentas de destinación específica hacia la mitigación de la emergencia, 100% de la tasa al ACPM y desahorrar recursos del Fonpet, entre otras. Así pues, los gobernadores y alcaldes están llamados a convertirse en los grandes capitanes de la mayor y más importante batalla de nuestro tiempo.
Sin embargo, se tiene la impresión de que sólo el Gobierno central está cargando el mapa todo de la Colombia asediada por el coronavirus. Y, a pesar de la capacidad gerencial demostrada, el shock, en todos los aspectos, es de tal magnitud que no hay espacio aún para optimismo alguno. Las variables económicas y las inciertas dinámicas de la pandemia han sido estudiadas por economistas serios y con experiencia. Pero en sus análisis no ha habido espacio para lo local, la óptica ha sido la macroeconomía, y seguramente con razón. Pero, por qué no nos preguntamos ¿cuántos empleos se pueden crear o cuanta nómina se puede subsidiar con el aporte del 15% de los empleados oficiales de Antioquia, de Sucre, de Barranquilla o de Garzón? Además, sería muy práctico aprovechar los cientos de municipios a donde no ha llegado el virus para organizar Comarcas de Progreso, que bien pueden ser autosuficientes por un tiempo, y así contribuir a parte de la solución.
Los interrogantes sobre el futuro en los que se gasta tanta tinta deben dar lugar a la preocupación sobre la manera de salir del trágico presente. Es que cada uno de los casi 8 mil millones de habitantes de este planeta mira impotente la sombra del coronavirus que lo circunda y amenaza.
Es por eso que hay que buscar fórmulas de salvación por todas partes. Así como los científicos buscan tratamientos y vacunas, en Medellín se fabrican respiradores y se reparten kits de salud. Así como en Cali se dice “vos sos el héroe”, en Galeras se concede pensión a dos iconos de la cultura lugareña. Ese es el camino. Al reconocer los aciertos del Presidente Duque y su Gobierno en la toma de decisiones tan difíciles debemos poner algo de esperanza en la gobernanza local.
P. S. Los que se quejan del encierro deberían pensar en los que se quejan de hambre y de dolor.