The criminaloid | El Nuevo Siglo
Domingo, 9 de Abril de 2017

El concepto de white – collar – crime tiene origen en la descripción hecha por Edward A. Ross en mayo de 1907 en el magazine de literatura, arte y política The Atlantic Monthly.  En esa edición definió the criminaloid como una persona protegida de la condena pública en razón a su aparente respetabilidad. The criminaloid estaba fortalecido por su relación con los ´negocios legítimos´. Lo que Ross llamó the criminaloid hoy es entendido como delito de empresa o crimen corporativo. Otros como Sutherland desarrollaron más a profundidad el concepto de white – collar – crime entre 1940 y 1950 estudiando el comportamiento corporativo ilegal y solo hasta la década de los años 70 se reconocía en EE.UU el crimen corporativo e institucional. 

El crimen en las calles recibe mucha más atención que el crimen en las suits como lo decían los criminalistas Quinney y Yeager. Estos estudiosos del tema lo entendían muy bien. Estos delitos tienden a recibir condenas más cortas. No hay justicia correctiva cuando se persigue un crimen corporativo o institucional. No existe equidad entre el crimen corporativo o institucional y la condena. Cuando los jueces emiten condenas por delitos de este tipo les agregan multas muy altas a las condenas. La plata que se le debe a EE.UU en condenas por estos delitos es muy alta. Son billones de dólares de multas que nadie paga. Esa es la experiencia en casos de alto impacto como lo fueron Enron, WorldCom los cuales dejaron pérdidas billonarias a los inversionistas. Así como el caso de The Boeing Company cuando su CEO  Phil Condit por una violación a los códigos de ética, y  por los cuales los fiscales federales buscaban sanciones civiles por un valor de170 millones de dólares. La experiencia también demuestra que quienes son condenados por estos crímenes salen y se vuelven víctimas. Y, en algunos casos son idealizados por la sociedad. 

Lo anterior pasa en Colombia. Caso Nule, Dragacol, Reficar, Interbolsa, Odebrecht cuyos ´responsables´, o andan sueltos, o tiene casa por cárcel o están en la cárcel, pero que no han hecho sino cometer delitos corporativos e institucionales. Todos ellos definidos magistralmente por Ross como the criminaloid.  Sin contar la cantidad de condenados por parapolítica, como el ex gobernador de Santander y otros que deben al Estado, de acuerdo con la Unidad de Victimas cerca de 2 billones de pesos. No tienen plata para pagar a las victimas pero, eso sí, su  lifestyle sigue intacto…

@ReyesJuanfelipe