Dalita Navarro | El Nuevo Siglo
Domingo, 2 de Marzo de 2025

Hay personas que, más allá de su lugar de nacimiento, hacen de una nación su hogar y de su gente, su familia. Dalita Navarro es una de ellas. Nacida en Maracaibo, Venezuela, y colombiana por decisión, ha tejido con su vida una historia de compromiso, fortaleza y entrega a un país que la acogió y al que ella ha devuelto con creces su cariño.

Dalita llegó a nuestro país con el amor como brújula. Su matrimonio con el expresidente Belisario Betancur no solo fue un encuentro de almas, sino también la unión de una visión compartida de arte, cultura y compromiso. Juntos, fueron pilares en la construcción de iniciativas que, aun hoy, siguen enriqueciendo el panorama cultural colombiano. Su apoyo incondicional a proyectos culturales ha dejado huella en comunidades que, gracias a ellos, han encontrado espacios para el arte y el desarrollo.

Hablar de Dalita es hablar de entereza y resiliencia. Ha sabido enfrentar las adversidades con una fortaleza admirable, sin perder nunca la alegría. Su apertura a nuevas experiencias, su capacidad de tender puentes entre culturas y su permanente disposición a compartir su conocimiento, han sido una constante en su vida.

Su labor en Barichara es solo una muestra de su legado. La Fundación Escuela Taller de Artes y Oficios, que ha impulsado junto a otras iniciativas, es un testimonio de su visión para preservar el patrimonio y brindar herramientas a las nuevas generaciones. Gracias a su gestión, este pueblo mágico ha sido escenario de encuentros culturales, talleres y proyectos que fortalecen la identidad y el desarrollo sostenible de la región, en donde se han formado más de 4.000 personas en cocina, oficios como cerámica, encuadernación, tejido Guane, fique y algodón, entre otros. Barichara no solo es un lugar de belleza natural y arquitectónica, sino también un espacio de transformación cultural donde el arte y la tradición son los cimientos del presente y futuro.

Dalita, con su entusiasmo inagotable, ha sido también una promotora del arte y la cultura como caminos hacia el desarrollo y el entendimiento. Su compromiso con Colombia ha sido inquebrantable. Como ella misma lo expresó en una entrevista, su vínculo con el país es profundo e irrenunciable. "No me voy de aquí por ninguna razón", dijo con convicción, dejando claro que su arraigo trasciende cualquier circunstancia. Su vínculo con Colombia no es una casualidad, sino una elección consciente y apasionada que ha materializado en cada uno de los proyectos y espacios que ha ayudado a construir.

Dalita es una guerrera incansable, una mujer que no se rinde ante los obstáculos y que encuentra en cada reto una oportunidad para seguir avanzando. Su fortaleza no es solo una característica personal, sino una inspiración para todos aquellos que la rodean. Ha demostrado que la perseverancia y el optimismo son herramientas poderosas para transformar vidas y dejar un impacto duradero en la sociedad. Su capacidad de reinventarse y de seguir adelante con determinación es un testimonio de su espíritu.

Las mujeres que realmente importan no necesitan levantar la voz para que su legado trascienda. Con su ejemplo, nos recuerdan que la grandeza se forja con constancia y coraje. Dalita Navarro es una de esas mujeres que dejan una huella en quienes tenemos el privilegio de conocerla. Como amiga, es franca en su opinión, compañía en la alegría y apoyo incondicional en la adversidad.