De Incitatus a Pasaporte | El Nuevo Siglo
Jueves, 29 de Septiembre de 2022

Qué gran diferencia entre la multitudinaria marcha que se realizó pacífica y civilizadamente en las grandes ciudades el lunes pasado contra el “modo Petro” y la de la izquierda radical que amañadamente dieron en llamar “estallido social” para referirse a esa convocatoria programada, pagada e infiltrada por las guerrillas y narcotraficantes, que agarran a unos jóvenes desadaptados y resentidos, les dan marihuana, bazuco y guaro, para que se metan a la primera línea de fuego y empiecen a dañar el mobiliario urbano, atacar y robar bancos y almacenes, destruir la señalética y buses del sistema masivo y, obviamente, los CAIS, preferiblemente con agentes de la policía adentro para poderlos incinerar más fácilmente.

Esa es la gran diferencia. En Chile, los criminales marchistas protestantes acabaron con la ciudad capital, empezando por su sistema de transporte masivo, arrodillaron al pusilánime mandatario Piñera, lo hicieron rubricar la claudicación de la institucionalidad y aceptar un llamamiento a una Convención Constitucional para entregarle el país al comunismo radical y después tuvieron los ciudadanos sensatos que pellizcarse y hacerse sentir con vehemencia en las urnas para desfacer el entuerto y decirle no al cambio total, que hubiera llevado a la miseria a uno de los países más prósperos del mundo en desarrollo.

La pasada protesta pacífica colombiana tuvo su razón de ser. La gente está asustada, quieta en primera, expectante, porque las primeras luces de cambio de este gobierno son confusas, intermitentes, contradictorias, y al conductor del bus, como si se tratara de un enfermo terminal, no le importa arrastrar consigo a los pasajeros al precipicio, como para gritar: “Arre, nos vamos todos al abismo, HPs”. Y la carretera ya la empezaron a preparar para ir desbaratando el bus, de brinco en brinco, hasta llegar al final de la ruta convertido en chatarra. La actividad empresarial, la propiedad privada en sectores urbano y rural, la salud, las pensiones… el terreno se va adecuando, “con amor”, “pensando en la vida”, invitando a las víctimas a “vivir sabroso”, antes del corcoveo final.

Cómo no salir a protestar, si hasta en el primer escenario del mundo, la ONU, el mandatario ya soltó la gata en la dirección de lo que pretende convertirse: “el gran capo defensor de la cocaína”, sea ello lo que significare, porque suele utilizar una dialéctica, un discurso y una simbología desconcertantes, como para enredar a la gente, mareándola, como al pavo, antes de darle el batazo final para luego servirlo a manteles a los comensales del averno, léase  Maduro, Ortega y hasta el mismísimo Putin, también enfermo, quien ya está dando puntadas hacia el desencadenamiento de una guerra nuclear.

 

Post-it. El senador del CD, Alirio Barrera, llegó al Capitolio a lomos de “Pasaporte”, su blanco corcel de compañía. Como ya Roy declaró el Congreso como “pet-friendly”, me parece excelente que, a más de simples perros, puedan llegar los honorables parlamentarios en compañía del más imponente y hermoso de los animales, como para darle lustre a nuestro parlamento. Ya el emperador Calígula -única decisión cuerda que tomó en vida- había nombrado Cónsul a su caballo “Incitatus”, quien pastaba en el Palatino. Ojalá su presencia espante tantas ratas y lagartos que merodean por allí. ¡Te fajaste, Alirio, aprovecha para lucirte en la pasarela del cambio!