De la pasión a la compasión (II) | El Nuevo Siglo
Viernes, 11 de Marzo de 2022

La compasión es la máxima expresión del amor: nos acerca a la incondicionalidad, a que desde nuestros zapatos podamos comprender al otro, sin juicios.

Sí, es desde nuestros zapatos, porque el único lugar desde el cual podemos sentipensar es desde nuestra propia vida.  Eso de ponernos en los zapatos del otro suena bonito, poético si se quiere, pero no real: necesitamos primero centrarnos, apropiarnos de nuestra propia experiencia, sentir compasión por nosotros mismos, para comprender a los demás en sus acciones, pensamientos y sentimientos. Abrazarnos incondicionalmente a nosotros mismos es una condición sin equa non para poder hacerlo con los demás. 

El proceso es de adentro hacia afuera para que sea verdaderamente transformativo, no un deseo vano; hacerlo al revés sería echarnos un cuento lindo, sin duda vendedor, pero que no pasa de ser una fantasía, una ilusión del ego que antepone lo exterior a lo interior.  Lo cierto es que necesitamos reconocer, primero, cuáles son nuestros zapatos, qué nos talla y qué nos permite avanzar.  Esto es todo un trabajo, el más importante de la vida.

Desarrollamos la compasión cuando nos conocemos a nosotros mismos de manera tan profunda e íntima, que nos amamos con nuestros errores, contradicciones y caídas, de la misma manera en que nos amamos cuando acertamos y alcanzamos victorias, pequeñas o grandes.  ¡Ese es el amor incondicional! Solo cuando soltamos toda restricción para amarnos a nosotros mismos podemos hacerlo, de verdad, con los demás.  La pasión impide todo ello: al revisar el diccionario de la RAE -que además incluye otras acepciones referentes al padecimiento, la pasividad y al apetito desbordado-, encontramos que es una perturbación del ánimo; y al centrarnos en aproximaciones científicas como la de mi maestro Claudio Naranjo, el gran psiquiatra gestáltico, comprendemos que es una emoción loca.

Esas perturbaciones nos impiden reconocer nuestro propio ser: al estar enredados en la pasión nos comparamos con otros, por arriba o por abajo; dejamos de entregarnos lo que necesitamos; actuamos desde la venganza; nos paralizamos por los miedos; nos encerramos en la soberbia; nos volvemos insaciables; nos rechazamos cuando nos equivocamos; o vivimos desconectados de nuestra propia experiencia, con la falsa sensación de estar súper sintonizados con la existencia porque “damos la vida por los demás.  Manifestamos alguna de estas pasiones, varias o todas.

Llegamos a desarrollar la compasión en la medida en que acotamos e integramos la pasión.  De lo contrario, no podremos conectarnos realmente con el Amor, con mayúscula, la fuerza más poderosa de los multiversos.  Mientras sobrevivamos en la pasión es imposible vivir en y con Amor. No importa dónde estemos, qué pasión surja hoy en nosotros, siempre podremos aprender a amarnos sin condiciones.

@edoxvargas