El regreso de Donald J. Trump a la Casa Blanca viene acompañado de un matiz de opiniones con un prisma bastante amplio, pues el hecho de haber ganado las elecciones del país aún más importante y rico del mundo significa todo lo que se ha dicho y más. De hecho, las anteriores elecciones para Trump tanto como para sus seguidores les fueron robadas. Estados Unidos se configura en el Sistema Internacional asimismo como el actor que aún tiene gran incidencia en el devenir de la política internacional, y a su vez, con los nuevos resultados de las elecciones, con un líder que sabe manejar los asuntos a su estilo.
Preocupan al mundo en materia internacional dos principales asuntos: la guerra entre Rusia y Ucrania; y la de Israel en contra de Hamas y de Hizbolá. Ya no hay una pandemia mundial que controlar, solo dos guerras que podrían desencadenar en algo mucho peor, y tal vez incluso no antes visto por la humanidad, entendiendo las capacidades nucleares de los distintos actores ya envueltos, además del nivel tecnológico que la humanidad ha alcanzado hasta día de hoy.
La OTAN es un tema de real importancia y qué sucederá con esta gran organización. Es decisiva cualquier decisión con relación a ella, y en específico por el rol que juega entre Europa, y con el asunto de una Ucrania debilitada, luego de estar firme en una guerra que se le preveía perdería desde sus inicios. Rusia también muy debilitada, con un demencial y hasta senil líder que la lleva hacia la marginación total por parte del mundo occidental, y que la jala hacia Asia, con miras de una Eurasia cercana a China, que se instala como una potencia mundial, al menos en el rubro económico. Aunque es bien sabido, que China estaría lista para todo, y tiene con qué y cómo.
La política exterior del final del mandato Biden es difícil de entender. En un análisis se podría entender que se intenta hacer una búsqueda de la paz en el conflicto de Medio Oriente. Sin embargo, no es la paz perpetua. El reciente acuerdo que se hace entre Israel y Hizbolá en el Líbano, pareciera un simple alto al fuego, para reanudar una guerra que pronosticaría peores y más trágicas repercusiones. Sería solo un respiro antes de reanudar el caos que ya se invocó y desató.
Con respecto a Rusia y su amenaza a toda Europa, que comenzó con la destrucción causada a Ucrania, a pocos kilómetros de la frontera con Polonia, Rumania, Moldavia, Hungría, etc., la política exterior americana, y el gobierno, por supuesto, arrecian y cercan a un desquiciado Putin, que, al verse al borde de una derrota, estaría dispuesto a usar el arsenal más pesado, como ya lo probo días antes.
Las nuevas medidas vaticinan que el nuevo presidente, por segunda vez, Donald Trump, reciba “un llano en llamas”, como Rulfo lo dejó para nuestra historia latinoamericana, allí donde desaparecen los sentidos y los pensamientos claros y lucidos, dejando solo y al descubierto la barbarie, en este caso de la guerra, fría y deshumanizada. Sin culpas ni responsables al final.
@rosenthaaldavid