Deleite rítmico de palabras (VI) | El Nuevo Siglo
Miércoles, 11 de Diciembre de 2024

Vamos culminando este 2024, bajo la cadencia que nos dan vida y versos de hombres y mujeres que han compartido, en armoniosas estrofas, lo mejor que ha anidado en ellos. José A. Silva y Marroquín, José E. Rivera, Julián Motta Salas, Cervantes y cuatro escritoras místicas, seguidas de cinco Primeras Damas en Colombia, con evocación de numerosas Religiosas y dignas mujeres dedicadas a Educación y Obras Sociales. Sus denodadas actividades, nos han dado luces con un vivir tan útil a la Religión y a la Patria.

Hemos recogido en entregas precedentes confortantes palabras y hechos del “Maestro” Guillermo Valencia y de Julio Flórez, llegando a cinco reviviscencias deleitables en rítmicas palabras. Nos extenderemos hoy, finalizando el año, hacia valores continentales como la escritora chilena Gabriela Mistral (1889-1957), y el poeta centroamericano Rubén Darío (1867-1916), abriéndonos a coterráneos, hermanos en lengua y nobles sentimientos.

Nació Gabriela el 07-04-1889, que, con su nombre de Lucila Godoy, comienza su carrera como maestra de escuela rural, y pronto el amor le hace escribir sus primeros versos, y optar por el nombre que la haría célebre con “Sonetos de muerte”, en 1914. En 1923 publica su primer libro “Desolación”, viajando, luego, por Europa, Premio Nobel hasta obtener en 1945, por la Academia Sueca. De singular amor por los niños, pasa a su primer soneto “El Niño solo”, y su alma de creyente se inicia con su “Credo”, que culmina con: “Creo en mi corazón, reclinado en el pecho de Dios, terrible y fuerte”.

Refleja, Gabriela, sus humanos celos en “Balada”, pasando, luego, a “Nocturno”, que dirige al “Padre Nuestro”, con queja que es feliz reflejó de su expresión en “Decálogo del Artista”: “No hay arte ateo, aunque no ames al Creador, lo afirmarás creando a su semejanza”.

Repasando los “Mejores Versos” de la Mistral, encontramos amplia gama de tinte religioso como en “Mis Libros”, que inicia con mención de la Biblia y aspectos de la Vía Dolorosa.

No podían faltar versos dedicados a sus compañeras de digna labor en “La Maestra Rural”, ni su afirmación final de sus versos, que “La santidad de la vida comienza en la maternidad, la cual, por lo tanto, es sagrada”. Su poema al “Dios Triste”, cuando expresa “lo conozco triste, lleno de desalientos, que la lleva a convicción que es más fiel imagen que la de “Aquel tremendo y fuerte”; talvez cercano al “sentir la lejanía triste del Señor” por no ser “santos”.

Pocas líneas quedan para el anunciado Rubén Darío, que se inicia con sus versos que son, también, “deleite armónico”, con el anuncio de “Marcha Triunfal”, con “Ya viene el cortejo”, y su sentido Ite Missa Est, pasando por “Yo soy aquel”. “Los Motivos del lobo”, detienen el paso con la serie de lecciones que trae, que ojalá los humanos atendieran para cambiar crueldades de este valle de lágrimas.

Gratitud inmensa por su abrazo a “Colombia”, “Tierra de Leones”, con los mejores deseos para ella en vez de absurdas guerras fratricidas. La “Canción de los Pinos”, señala “colgada de un pino, si no se abre el alma al Romanticismo”.

Estos escritos eleven el espíritu, y que culminemos en: “¡Feliz Navidad”!

*Obispo Emérito de Garzón

Email: monlibardoramirez@hotmail.com