Desde Rusia sin amor | El Nuevo Siglo
Jueves, 3 de Marzo de 2022

Quienes no creían en la maldad de Vladimir (“Ilich Lenin”) Putin, perverso dictador ruso y nuevo primer mejor amigo de Nicolás Maduro, ya están enterados y debemos saber que ese expansionismo nos incumbe directamente, porque están metidos en la cocina del vecindario, la están armando hasta en el cabello de Diosdado y somos su objetivo central en Suramérica.

Como decíamos hace poco, el hombre vio que la oportunidad la pintaban medio calva, como él, sabiendo que en la Casa Blanca duerme un señor muy bueno, conciliador y apacible, pero impopular, y que en Alemania ya no está la última versión de la “dama de hierro”, la demócrata cristiana Angela Merkel, sino el tibio socialdemócrata Olaf Scholz; y entonces se fue a cazar al vecindario, a sangre y fuego, y se convierte en una letal amenaza para la paz del mundo porque ya está advirtiendo que quienes se le opongan tendrán una respuesta de tipo nuclear y el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz acaba de cantar 6.255 cabezas nucleares en poder de esta versión remasterizada de Adolf Hitler.

Una ojiva nuclear salida de madre nos tendrá ad-portas de una III conflagración mundial y dijeron los más optimistas que la IV sería a punta de machete, para que vayamos viendo, y ya está en plena marcha el principio Putin Possidetis Juris de adquisición de territorios: “tal como se le da la regalada gana al muy hijo de Putin, así se hará” y en cuya virtud Rusia se anexó Crimea, en 2014, luego de hacerla separar de Ucrania. Esas pandemias, esa degradación del medio ambiente, el enloquecimiento del clima, la violencia desenfrenada, la corrupción, el peligro del advenimiento del comunismo en Colombia… ¿será que ahora sí nos llevó el Putin?  Pero los católicos, apostólicos y romanos tenemos “la fe del carbonero” y seguimos creyendo en la Divina Providencia y en que las cosas se revertirán y triunfará el bien sobre el mal. Al César (Gaviria) lo que es de Petro, al Putin lo que es de aquél y a Dios lo que es de Dios.

Todos somos Ucrania. Todos somos Volodomir Zelenski, presidente de la martirizada nación, abogado, actor y comediante en una serie televisiva llamada “Servidor del Pueblo”, en la que interpretaba a un humilde profesor de historia que se convirtió -vaya grata coincidencia- en presidente de Ucrania y ese nombre de la serie lo convirtió en su partido político, que lo llevó al poder hace casi tres años; pero le tocó bailar con la más fea, el bárbaro lunático antagonista del drama “Desde Rusia Sin Amor”, y probablemente le cueste la vida a nuestro héroe comediante, a quien han dejado solo en la pelea, luchando contra el mal, sin siquiera un Agente 007 que le sirva de guardaespaldas.

Post-it. Se nos vienen las elecciones parlamentarias y la hora de las consultas para candidaturas presidenciales. Nuestro excelente candidato al Senado, Carlos Cuartas, de los primeros en la lista de Salvación Nacional, ha pasado en convertirse en fórmula vicepresidencial de Enrique Gómez. Pero para la Presidencia de la República nuestras cartas estaban ya cantadas: FICO es el hombre, lo último que nos va quedando de esperanza para salvar la Patria.