DIEGO ARANGO* | El Nuevo Siglo
Sábado, 27 de Abril de 2013

Matrimonio o unión marital

 

Ante la caída del matrimonio por personas del mismo sexo en el Senado de la República, los notarios proponen que se denomine unión marital. Ellos hacen caso omiso de la Ley 979 de 2005 que habla específicamente en su artículo 20 numeral a que la unión marital es entre un hombre y una mujer que tengan unión de hecho y sin impedimento para contraer matrimonio. La ley no habla de dos personas, es concreta entre un hombre y una mujer. Los homosexuales y las lesbianas pueden convivir juntos, tener patrimonio y heredar, gozan de garantías civiles y ya han logrado conocimiento social. ¿Entonces cuál es el afán para convertir su unión en matrimonio?

Esto va más allá de lo que se piensa; la intención está en crear un nuevo modelo de sociedad. Se trata de fabricar una nueva escatología suprimiendo e ignorando el sexo natural creado por Dios o la naturaleza del hombre. Ahí es donde surge el concepto de género con el que buscan reemplazar el sexo y dejar en libertad a cada cual su selección influida por sus gustos, sentimientos y deseos, lo que llevaría a un caos de identidad, pues cualquier persona mañana puede experimentar legalmente ser hombre o mujer, o ser bisexual, o transgenerista, regresar a ser hombre o mujer, en fin, todo un relajo de identidad que produciría un trastorno social despreciable, antinatural y perverso. Todo para justificar las aberraciones de una minoría y convertirlas en norma legalmente aprobada frente a la mayoría, con privilegios y garantías como educar a los niños ante las dos premisas: la normal que es la heterosexual y la anormal que es la homosexual.

Muy peligroso este juego de la sociedad en nivel mundial, ya en 14 países se ha aprobado el matrimonio del mismo sexo, bajo la promoción de igualitario, haciendo juegos de palabras que producen solidaridad en la gente. No nos confundamos, es cierto, hay un plan del enemigo de Dios para acabar la humanidad y la esterilidad es la más poderosa herramienta para ello, no procrear, hacer un mundo infecundo, soportado en la sensualidad, el placer y los sentimientos. El mundo hedonista en extremo está avanzando, suprimiendo las religiones que de hecho ya no se enseñan en las escuelas ni colegios, atacando legalmente a quienes no estén de acuerdo con este anormal modelo de humanidad. En fin, esto es mucho más real de lo que nos imaginamos, por ello debemos proteger el proyecto de Dios no permitiendo lo que pretenden esas minorías.

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*Presidente Canal Teleamiga Internacional