DIEGO ARANGO* | El Nuevo Siglo
Jueves, 3 de Abril de 2014

Salvar el río Bogotá

 

Mediante  un fallo trascendental el Consejo de Estado ordenó la recuperación del río Bogotá. Como ciudadano se me hace difícil entender cómo un organismo de justicia tenga que aplicar su poder coercitivo para obligar al Estado a cumplir con una responsabilidad administrativa como es la recuperación del patrimonio ambiental y en este caso es el río Bogotá que baña a 46 municipios.

Este fallo  obliga a varios entes estatales a hacer la recuperación invirtiendo unos 6 billones de pesos que se requieren para tal fin. El río Bogotá que nace en Villapinzón recorre  380 kilómetros hasta desembocar en el río Magdalena en Girardot. Anualmente recibe más de medio millón de tonelada de desechos orgánicos provenientes de excrementos humanos de varias poblaciones, también químicos de las curtiembres, de los pesticidas del cultivo de papa, de fábricas, detritos sólidos no biodegradables como vidrio, plástico, ferrosos, escombros y tanta porquería pueda uno imaginar.

Lo malo de este desastre ambiental no solamente es que acabó con la vida biológica del río Bogotá, sino que toda esa agua contaminada llega al río Magdalena y luego se vierte en el Mar Caribe, entonces la cadena de contaminación y daño ambiental es terriblemente grande, pues el río Bogotá ya no tiene vida, el Magdalena que produce peces para el consumo humano como son los bagres, doncellas, el capaz, el nicuro, el capitán y otros se encuentran altamente contaminados y los peces de mar como el sábalo, róbalo, pargos, mariscos y demás especies que son consumidas, por lógica están contaminados. Es decir, la destrucción ambiental es enorme y continua, una cadena que afecta a todo el planeta porque la vida sobre la Tierra está intercomunicada y lo que se haga en América afecta a todos los continentes y viceversa.
Es imperativa la aplicación de esta medida, sin demoras, sin más concesiones a quienes están acabando con el medio ambiente, cada plazo que se conceda es irrecuperable, las curtiembres ilegales que están contaminando deben ser cerradas de inmediato, la aplicación de sanciones a fábricas que atenten contra el río no deben esperar, los trabajos de dragado y las plantas de oxigenación, la vigilancia de toda la ronda en su extensión, la recolección de las basuras que nadan sobre su caudal y, en fin, todo el proceso obligante a la recuperación. Colombia debe dar un paso grande en materia ecológica y este sería el comienzo.

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*Presidente Canal Teleamiga Internacional