El vertiginoso y desbocado dólar habrá pasado los 5 mil pesos y, nuestra economía estará en cuidados intensivos, cuando aparezca esta columna.
Extrañamente la anunciada recesión del 2023 se anticipó, mientras el DANE anunciaba un crecimiento económico en agosto del 8.6%.
Difícil entender semejante incremento, con la aparatosa caída al 0.7% que calcula el Banco de la República para el 2023.
Hay fenómenos que vienen ocurriendo y que podrían ser los causantes del encabritado dólar en Colombia y en países tan poderosos como Inglaterra, Francia, Chile y tantos más. Puede obedecer a la guerra entre Rusia y Ucrania, a la inflación mundial, a la crisis climática en Europa y a la hambruna que va en los hombros de este planeta.
Miremos el caso de Colombia. El país viene de serias dificultades económicas, producto del endeudamiento externo, la escasez de alimentos por la falta de oportunos programas agroindustriales, la pandemia, la olla raspada, el pésimo manejo de una adversa situación económica, producto del crecimiento excesivo del gasto público, y desde luego la rampante corrupción.
El nuevo gobierno se embarcó en la reforma tributaria para poder adelantar los programas sociales y nivelar la maltrecha economía, que despierta toda suerte protestas. Simultáneamente debió adelantar en el Congreso la ley de presupuesto para el 2023. Para ello, adelantó un acertado diálogo político que le garantizó unas mayorías suficientes para lograr su cometido. Pero surgieron rencillas y desacuerdos que fueron dificultando la situación.
Como si fuera poco, el Banco de la República -con su altivez- veía llegar el monstruo de la inflación y el desbarajuste, pero simplemente aplicó manidas teorías económicas que aún consideran que son las tasas de interés las únicas que funcionan.
Todo se encareció en este país en el que el 43% de los alimentos son importados mientras el dólar arreció su carrera alcista. Se desató así una especulación incontrolable con el dólar, porque el Emisor no intervino el mercado de divisas, como ocurre en economías racionales.
Fue aquí cuando se desató la fuga de capitales de quienes defienden las teorías del neoliberalismo o aprovechan el mar revuelto para su propio beneficio. Acudieron también al rumor, sobre un supuesto control de cambio, impuesto a los giros y nueva alza de los intereses, para encender a la opinión pública.
De nada han servido las categóricas rectificaciones del ministro Ocampo, ni las reiteradas afirmaciones del presidente Petro. El rumor causa estragos que lanzan una economía al vacío.
Otros aprovechan para comprar barato. Se apoderan de empresas, bienes y servicios a precios irrisorios, mientras los vendedores sacan su dinero y colocan nuevos peldaños a la escalera del dólar.
Estamos en la antesala de una hecatombe económica, si el Emisor sigue mirando al revés y fomentando la especulación.
Se requiere un diálogo constructivo y la unidad nacional, antes de que sea tarde, porque hasta los especuladores y las fugas de capitales verán la cara del desastre.
BLANCO: Una buena: podemos ir a Inglaterra sin necesidad de visa.
NEGRO: Nuevo asesinato de un colega: Rafael Emiro Moreno fue abandonado por la UNP.