Las elecciones transcurrieron en tranquilidad y, no obstante las amenazas de Petro de alterar el orden público, la gente no ha salido ni para la fiesta que quiso organizar. Claro que habrá algunos sitios en los que se presionó a la población pero, en general, eso no sucedió, entre otras razones, porque los parlamentarios no tenían que defender sus puestos.
Hay que mencionar dos asuntos: el primero que varios de los medios enmermelados dieron durante la campaña cabida a pullas y noticias falsas con el objeto de influir en los resultados finales; el segundo que a pesar de los esfuerzos de algunas encuestadoras que en vez de dar resultados hacen pronósticos, al final de cuentas la gente vota como quiere. En las últimas encuestas, cuatro de ellas daban a Duque cifras alrededor del 36% y entre 24 y 26% a Petro, una diferencia de 10 puntos. Pero otra daba solamente cuatro untos de diferencia, es decir, prácticamente un empate técnico. No se podía tapar el sol con las manos, y la mayoría de las encuestadoras salieron bien libradas.
Los ataques de Petro a la Registraduría, con el propósito de crear zozobra, tampoco alteraron el resultado final. En marzo hubo que fotocopiar algunas papeletas, pero se demostró que los partidos (incluido el de Petro) habían sido enterados de esa circunstancia, ocasionada porque el gobierno no desembolsó los fondos completos. Y en cuanto a la ausencia de veedores internacionales mencionada por el mismo candidato se probó que no solamente los había sino que los delegados de los partidos, incluido el de Petro, habían sido debidamente enterados de la seguridad del software de la entidad. Pero esto demuestra que las estrategias de Petro son un regreso al pasado.
En cuanto a los resultados finales, escrutado el 99.5% de los votos, la victoria de Duque es de catorce puntos sobre el segundo pero este le cogió solamente un punto al que le sigue. La cobija, a pesar del apoyo de los intelectualoides, no le alcanzó a Fajardo para pasar a la segunda vuelta. Vargas, de quien se decía que tenía maquinaria, solamente alcanzó el 7.3% y De la Calle difícilmente llegó al 2.2% de los votos. Los liberales prácticamente desaparecieron y los conservadores, cuya dirigencia apoyaba a Vargas, no arrastraron a las masas. Pero estos dos partidos son aún poderosos en el Congreso.
Para la segunda vuelta es probable que parte de los Verdes y el Polo que estuvieron con Fajardo, se vaya con Petro, pero no creo que los propios de Fajardo sean fácilmente endosables. Seguramente los de Vargas se unirán a Duque, a quien le queda un trabajo fuerte que hacer para conquistar el centro.
¡Duque y Centro democrático, salven ustedes la patria!
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Coda: El Consejo de Estado condenó a la nación (es decir a usted y a mí) a indemnizar a las víctimas de un ataque terrorista del Eln en Cúcuta, y determinó que las acciones de estas entidades no fueron suficientes para contener esa acometida violenta. El alto tribunal considera que los terroristas informan por anticipado sobre sus actos y que las fuerzas armadas no responden como debieran. En verdad la preparación jurídica de los magistrados es muy baja y se llega a las altas cortes sin formación adecuada. Tiene razón el candidato Duque cuando propone una reforma el sistema de multiplicidad de cortes, incluida la JEP que ordena suspender la extradición de Santrich antes de que se inicie el proceso y actúa con base en un reglamento que no existe.