EDUARDO VARGAS MONTENEGRO | El Nuevo Siglo
Domingo, 5 de Enero de 2014

Que nos alcance el alma

“Hay que dedicar momentos al diálogo interior”

 

Luego de las fiestas, aunque algunas no hayan terminado, podemos soltar el agite de compra de regalos, parrandas y viajes para hacer una pausa y permitir que el alma nos alcance, algo que muchas veces no dejamos que ocurra por estar mirando más hacia afuera que hacia adentro.  Sin duda muchas personas en medio de las vacaciones tuvieron momentos de conexión consigo mismas y con el Todo, contemplando un atardecer, sintiendo el viento y el río, viviendo plenamente alguna celebración religiosa o dejándose llevar por el rumor del mar o la incesante caída de la nieve. Es más, posiblemente nunca se desconectaron en medio de las vacaciones.  Otras personas siguieron en sus rutinas por cuenta de sus trabajos y otras sencillamente no quieren dejar de rumbear.

Cualquiera que sea la vivencia individual, necesitamos tomar  conciencia del alma y fortalecer ese vínculo, el más importante e íntimo que podemos tener a lo largo de la existencia.  ¿Qué es dejar que el alma nos alcance? Es hacer una pausa para conectarnos con el flujo de la vida, tomarnos tiempo para respirar conscientemente, sentir cada parte de nuestro cuerpo, revisar nuestras emociones y pensamientos, y dejarnos envolver por lo trascendente, independientemente de si tenemos alguna filiación religiosa o no. Todo ello requiere nuestra disposición mental y física, así como tiempo para hacer el ejercicio.

El nuevo año es una ocasión perfecta para fortalecer la introspección, para hacer no sólo un balance de lo vivido en el período que pasó, sino un diagnóstico integral de la vida.  ¿Sabemos cuál es nuestro propósito vital? ¿Qué tan conectados o no estamos de él? ¿En qué situaciones nos podemos alejar de él? Las respuestas a éstas y otras preguntas solamente son posibles si hacemos silencio interior, si nos abstraemos conscientemente de lo externo no para olvidarnos del afuera, sino para que precisamente allá se refleje nuestra misión vital.  Por eso es fundamental la pausa en medio del bullicio, pues corremos el riesgo de caer en los automatismos que nos han acompañado a lo largo de la vida y que nos han alejado de la armonía y plenitud a las que estamos invitados.  No hay festejo externo que las pueda remplazar. 

Permitir que el alma llegue es dedicar espacios y momentos vitales para el diálogo interior.  Esa comunicación, que poco se privilegia, es la clave para que los propósitos que nos trazamos para el nuevo año estén en concordancia con nuestra misión vital, para dejar de estar alienados y alinearnos con nuestro ser.  Aprovechemos este tiempo para esa conexión, fomentémosla en nuestros allegados y permitamos que el ser esencial se manifieste.  Ojalá el alma nos acompañe cada día de este nuevo año.

@edoxvargas