Algunos analistas y muchos dirigentes políticos insisten en que Gustavo Petro busca su reelección. Esta parecía ser su intención hasta que anunció la convocatoria de una asamblea constituyente. Y, al parecer, cuando comprendió que este proceso involucra al Congreso de la República, la Corte Constitucional y al pueblo en las urnas, cambió su idea por un referendo constitucional y, finalmente, está enfocado en una figura de su creación a la que llama “poder constituyente”. Sin embargo, no ha explicado en qué consiste ni cómo se llevaría a cabo, aunque “se le ven las orejas al burro”.
Para agitar a sus seguidores, ha promovido la idea de que la reelección del expresidente Álvaro Uribe se realizó mediante un mecanismo ilegítimo; al menos, eso repiten constantemente. Pero la realidad es distinta. La Constitución de 1991 no permitía la reelección presidencial, y el Congreso aprobó el Acto Legislativo 02 de 2004, que la habilitó. En ese momento, la Carta otorgaba esa potestad al poder legislativo, razón por la cual la Corte Constitucional la declaró exequible mediante la Sentencia C-1040 de 2005. Así fue posible la reelección de Uribe. Incluso, en 2010, la misma Corte tumbó un referendo que pretendía una segunda reelección de Uribe, quien respetó aquella decisión.
En virtud del Acto Legislativo de 2004, el cual seguía vigente, Juan Manuel Santos también pudo ser reelegido en 2014. Sin embargo, en 2015, bajo el liderazgo del entonces ministro del Interior Juan Fernando Cristo, el Congreso tramitó la reforma constitucional llamada “equilibrio de poderes”, que prohibió la reelección presidencial y estableció que dicha prohibición solo puede ser derogada mediante un referendo de iniciativa popular o una asamblea constituyente. Así está.
Por eso, la insistencia de Petro en que, a través del “poder constituyente”, se realicen “diez reformas” que claramente se pueden tramitar o expedir mediante leyes ordinarias o decretos, resulta sospechosa. Más aún, cuando nombra como ministro del Interior a Cristo, el mismo que sepultó la reelección presidencial vía Congreso y quien, hasta horas antes de su nuevo nombramiento, se oponía a la constituyente. Pues ahora Cristo excusa su nueva postura en la búsqueda de un acuerdo nacional para la convocatoria del mecanismo supuestamente dentro de los parámetros de la Constitución y, presuntamente, para el próximo gobierno. Esto parece una jugada de póker de Cristo, como buen santista, para introducir la permanencia de Petro en el poder por la puerta trasera; es decir, tienen un as bajo la manga.
Ellos saben que ni los tiempos ni las circunstancias del país permiten el trámite de una constituyente, como tampoco existen argumentos para reformar la Constitución; pero siguen insistiendo tras esconder el as debajo de aquellas “diez reformas”, y lo más grave es que pretenden hacerlo mediante un “fast track”, como lo anunció Petro en Naciones Unidas. El peligro reside en que Petro parece decidido a pasar por encima de cualquier obstáculo para imponer, “por las malas”, como dijo su mejor amigo Maduro, su permanencia en el poder. ¿Acaso el as bajo la manga incluye una confrontación violenta, si le resulta necesario?
Lo que está ocurriendo es sumamente peligroso. No se trata simplemente de la búsqueda de su reelección, porque, en última instancia, sería el pueblo en las urnas el que tomaría esa decisión, sino de un golpe a las instituciones y a la democracia lo que realmente están fraguando.
@ernestomaciast