Los amigos de la pena de muerte dicen que debe imponerse para los delitos más graves y que debe ser infligida de tal manera que haga sufrir menos. Entonces se tendrá que como los peores crímenes corresponden a los delincuentes que los han planeado con gran inteligencia para no dejar rastros, ni huellas, el juez va a tener que abstenerse de condenar por falta de elementos de juicio suficientemente poderosos para castigar con una pena irreparable como la que se estudia.
Al aplicarse la pena capital sin que el recluso sufra, lo va a atemorizar menos que un presidio riguroso durante 80 o más años, sometido a trabajos extenuantes y padeciendo aflicciones morales y físicas atroces. La pena de muerte ejerce todo su poder en un solo instante. Y esta es su desventaja al no cumplir un fin realmente expiatorio. Interminables años de un duro cautiverio asustarían más. El criminal vería en su mente agrandados los males y tormentos.
La pena de muerte se aplicaría para los delitos más graves. Estos los cometen los bandoleros caracterizados por su insensibilidad. Por la misma manera como los criminales famosos planean y ejecutan sus ferocidades no dejan pruebas, ni huellas del delito. En caso de quedar algo son incompletas y borrosas.
Todos los defensores de la pena de muerte coinciden en esto: “En ningún caso se aplicará por motivos políticos”. En la práctica nada más difícil que distinguir los delitos políticos de los delitos comunes. El delito político-social casi nunca se presenta puro o aislado. Quién intenta derribar el gobierno constituido, ha de emplear la fuerza. Y la fuerza es la violencia. Las batallas, decía Bonaparte, se comienzan con soldados y se terminan con cadáveres.
En el delito político se puede presentar la complejidad, el concurso formal, o la conexidad. Es complejo el delito político, cuando el hecho, único en su materialidad, lesiona a la vez el orden político y un interés privado. Por ejemplo el alzamiento en armas dirigido contra el órgano ejecutivo del Estado (delito político) y la invasión de almacenes para armar a los atacantes (delito político complejo).
Dada la agresividad política de las regiones en que operan determinados malhechores, ningún campesino declararía contra el bandolero de su propia filiación. ¿Y si los testigos no hacen cargos al criminal, con qué condenará el juzgador?
La pena verdadera debe ser la que cumpla las siguientes funciones esenciales: a) Defensa social, mediante el aislamiento incomunicado del malhechor; b) Reeducación del recluso para que cuando cumpla su pena regrese a la comunidad en condiciones sociables, y c) Que el cautivo corra con la obligación de ver por la viuda y los huérfanos dejados por su crimen. En caso de no poder cubrir todos los gastos, que el Estado absorba parte de ellos. La indemnización podría consistir en una suma equivalente a la que producía o estaba en capacidad de producir el muerto.