El Dorado MAX es el nombre que le pusieron al megaproyecto de ampliación del aeropuerto internacional que sirve a la ciudad de Bogotá: El Dorado. Tal vez acuñando analógicamente el nombre del Boeing 737 MAX.
Muy bueno que ya se esté pensando en ampliar el aeropuerto El Dorado. Un aeropuerto que a la fecha tiene 65 operaciones por hora, de las cuales 28 son aterrizajes y 37 son despegues. Un aeropuerto que conecta a Bogotá con 42 destinos domésticos y 47 destinos internacionales. Un aeropuerto que tiene el 68,1% del mercado doméstico y el 31,9% del mercado internacional. Y en el cual operan un total de siete aerolíneas domésticas y 24 aerolíneas internacionales de las cuales cinco son nuevas y entraron después de la pandemia.
Se busca pasar de 40 a 60 millones de pasajeros. No por nada es uno de los mejores aeropuertos de la región en el 2022 de acuerdo con Skytrax.
El Dorado tiene todo para ser el mejor en todo sentido y suena muy bien la ampliación que se proyecta hacer. Pero este proyecto no sirve de nada y me parece que no se solucionarían los problemas de fondo que tiene El Dorado si no se revisan los siguientes problemas esenciales veamos cuáles son:
Uno es el problema que mencionaba Peter Cerdá -vicepresidente regional de la IATA - quien decía textualmente: “no es normal que un aeropuerto que tenga la característica de dos pistas que permite operaciones paralelas esté operando como si fuera de una pista”.
Esto optimizaría las operaciones de El Dorado y lo pondría a competir con el aeropuerto de Lima y el de Ciudad de Panamá como un hub global.
Solucionar el problema de la aviación privada y la militar que operan desde el mismo restringido aeropuerto de Bogotá y pasarla a otro aeropuerto es muy urgente. No es posible que las mismas operaciones vip con la salida de los vuelos del presidente de la República retrasen operaciones civiles y comerciales sujetas a itinerarios y horarios exactos. Esto sin mencionar el horror que significa tener operaciones civiles comerciales al lado de un riesgo tan alto como es el transporte aéreo del Jefe de Estado. Solucionar esto haría mucho más eficiente la operación. Esto no pasa en los aeropuertos de Miami, Madrid o Londres, por ejemplo.
La contratación de personal por parte de Aerocivil para que trabajen en el control de las operaciones de tránsito aéreo hacia y desde Bogotá es urgente. Este solo hecho ha generado la crisis de los slots en el aeropuerto de Bogotá y es un obstáculo muy grande para esa meta de 60 millones de pasajeros y la entrada de nuevas aerolíneas.
Las operaciones por hora deben volver a los niveles prepandemia, es decir a 74 operaciones o más si se usan las dos pistas en paralelo, pues para eso son.
Estos son los problemas reales de El Dorado y no su tamaño. Y sobre los cuales tanto la Aerocivil como el operador del aeropuerto deben sentarse a solucionar.
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