El discurso del Presidente Duque en la instalación de las sesiones ordinarias del Congreso, el 20 de julio pasado, contiene las líneas principales de los logros obtenidos en los 11 meses de su gobierno y los propósitos principales del cuatrenio. El documento leído refleja la decisión de Duque de mantener con las Cámaras Legislativas unas relaciones armónicas y a la luz del sol. Esto, que parece obvio, es un gran avance en el mejoramiento de la política nacional. La ciudadanía clama por que el ejercicio parlamentario recobre la dignidad y el garbo propios de los llamados Padres de la Patria. Exige, que el debate sea un torneo de la inteligencia y el compromiso con el país. Y que solo el interés superior de la nación colombiana determine las decisiones. Pide, también, al gobierno y a los congresistas, que las soluciones a sus tantos problemas sean prioritarios y sobre todo eficaces.
Un diseño institucional que opte por la eficacia y la eficiencia es lo que aseguraría el destino de nuestra democracia, tan asediada por las realidades complejas que le toca enfrentar y por los movimientos extremistas. Corresponde encarar con ahínco los retos de un país desigual y superar el síndrome de las “republicas aéreas” que denunciara el Libertador en su Mensaje de Cartagena, en 1812.
Uno de los temas, que renace y se multiplica, es el de la coca, que encuentra aliados impensados e intereses protervos, para impedir que se combata el fenómeno con todas las armas legales y con todos nuestros recursos. Ahora, por obra de la argumentación mal intencionada y sofista, para los medios informativos pareciera que el problema no es la coca sino la aspersión del glifosato. Lo cierto es que, como lo dijo Bojanini, hay que gastar lo que sea por que mientras tengamos mas de 200.000 hectáreas de hojas de coca no habrá paz ni progreso en Colombia. El reciente fallo de la Corte Constitucional le permitirá al gobierno usar el glifosato con todas las salvaguardas requeridas para preservar la salud de las comunidades afectadas. Sera una batalla muy dura que estamos obligados a ganar.
Otro reto asumido por el Presidente Duque es la lucha contra la pobreza: “primero los pobres”, exclamó, cuando explicaba los fundamentos del pacto por la equidad, la legalidad y el emprendimiento. Para el Partido Conservador esto es especialmente atrayente ya que así seguirá contribuyendo en la tarea de romper los esquemas económicos que han perpetuado la pobreza. Las cifras recientes sobre la pobreza multidimensional son un fuerte campanazo que obliga actuar sin timideces. Desde hace años hemos propuesto una coalición contra la miseria y la desigualdad.
Fue evidente que nuestro mandatario, con su mensaje de esperanza y acción, logró sintonizarse con el pueblo colombiano. El aplauso unánime de la plenaria es suficiente testimonio.
Diciendo y haciendo: desde Medellín se lanzó el Acuerdo de Punto Final, que se había prometido desde la campaña. Se trata de sincerar y pagar las acumuladas deudas del Sistema de Salud, tanto del régimen contributivo como el subsidiado. Es el comienzo de un plan bien pensado para que haya citas médicas prontas, los especialistas atiendan, las medicinas se otorguen, los médicos, enfermeras y auxiliares reciban su salario y los proveedores su dinero. Los hospitales podrán ampliar sus funciones y ponerse al día con los avances de la medicina. Es un primer paso en la abrumadora tarea de lograr la oportunidad de los servicios de salud.