La reescritura de la historia como estrategia política se asemeja mucho a la misión del ministerio de la verdad desde una mirada orwelliana. La alteración de las cifras para que, sin ser tan buenas, de todas maneras, parezcan mucho mejores que las reales tal y como sucedió con la encuesta de popularidad pagada por el gobierno. O encontrar en el cambio climático la justificación para llevar a cabo profundas transformaciones políticas, económicas y sociales totalmente innecesarias.
Cambio climático que además es un fenómeno cíclico de la Tierra. De hecho, gracias a otro cambio climático hace 352 años se extinguió el Pulmonoscorpious. Un escorpión gigantesco con pulmones y cuyos fósiles fueron encontrados en Escocia. Es mi mayor pesadilla desde que supe de su existencia. Esto lo explica muy bien el científico Richard Dawkins entre otros en su libro “La Fantasía de Volar”, por cierto, muy recomendada lectura.
Mostrar una realidad positiva no le conviene a ningún sistema. Esto también es clásico del pensamiento orwelliano. Lo que conviene es alterar la realidad y borrar el pasado.
El ministerio de la verdad se encarga de todo esto… por eso no sorprende el reduccionismo en el relato sobre lo que fue el secuestro de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (C.S.J.) hace unos días. ¿Y qué más se espera si sobre el genocidio de todos los magistrados de la C.S.J. hace varias décadas tampoco pasó nada…? Una verdad enterrada para siempre y reescrita perfectamente por el ministerio de la verdad en escuelas y museos intencionalmente sin historia.
Da miedo ver al petrista director de la Policía Nacional… no solo por la cara de Drácula que tiene, sino por la tergiversación de la realidad en defensa de su patrón… Ese patrón que pasado de café y licor le echa la culpa del “covítt” al cambio climático y arrastrando la lengua afirma su vocero que en la C.S.J. nunca existió ningún riesgo solamente el presidente de la C.S.J. no pudo ir a almorzar a la hora de siempre por 4 o 5 manifestantes que estaban en la puerta bloqueando.
Y en dónde dejamos el mantra nacional “fuera Petro” cantado a la diosa Alcocer en los carnavales en Barranquilla y que la obligaron a irse pero que el ministerio de la verdad muestra como una muestra de puro amor incondicional de Barranquilla hacia la familia Petro – Alcocer.
O la falacia sobre la pérdida -planeada- de la sede de los Juegos Panamericanos. Hecho que no le costó la cabeza a la funcionaria del mes del ministerio de la verdad.
O el bloqueo económico a los departamentos por fuera del control de Petro y que ya paralizan al país.
Un ministerio de la verdad que autoriza a la ministra chavista resentida de agricultura Jhenifer (con “h”) a permitir la extinción del tiburón ante la incapacidad de garantizar subsistencia alimentaria a la población y sólo por contradecir normas hechas por “blanquitos gomelos yuppies bogotanos” como ella misma delató que así los llama su patrón…
Dicen que no debemos preocuparnos… yo pienso todo lo contrario.
juanfelipereyes@hotmail.com