El poder (pros) constituyente | El Nuevo Siglo
Jueves, 16 de Mayo de 2024

El título suena como a reconstituyente. El famoso Ensure… Y, si Colombia fuera un organismo seguro le sentaría muy bien un reconstituyente. Pero no… Hablemos del poder constituyente mejor. Ese concepto que tanto ha popularizado Petro ante las masas enardecidas -muchas veces por la inteligencia artificial- y de forma ligera.

¿Qué entenderán en Alto Baudó, Lloró, Uribía o Carmen de Bolívar sobre ese concepto de poder constituyente ideado por el abate Emmanuel Sieyès en desarrollo de las ideas de Locke, Montesquieu y Rousseau?

El poder constituyente es el poder creador del Estado. Dice Bidart Campos que si por “poder” entendemos una competencia, capacidad o energía para cumplir un fin y por “constituyente” el poder que constituye o da constitución a un Estado… entonces el poder constituyente es la competencia, capacidad o energía para constituir al Estado, es decir para organizarlo.

El famoso poder constituyente surgió en la revolución francesa y fue el abate Emmanuel Sieyès, -quien desde luego jamás estuvo ni supo de la existencia de Alto Baudó, Lloró, Uribía o Carmen de Bolívar- quien hizo la exposición original en la obra ¿Qué es el tercer Estado? Y, en esencia decía que consistía en la transformación del sistema ideológico en un sistema institucional.  Y, dice otro importante constitucionalista Sánchez Viamonte, que el poder constituyente adquiere toda la importancia jerárquica y se materializa en una serie de poderes constituidos entre otros el poder legislativo ordinario (el congreso), que dicta leyes y que está obligado a obedecer la constitución. Y, en resumen, que esa separación entre el poder constituyente y el poder constituido es la esencia del constitucionalismo. Concluye E. Sieyès, que antes que la constitución y la ley solamente está el derecho natural.

Toda esa teoría de la Constitución y lo sabemos muy bien quienes hemos pasado por una facultad de derecho, suena muy elegante, conmovedora y muy abstracta a la vez. Parecido a leerse los Caballos de Troya de J.J. Benítez.  Explica los orígenes del Estado moderno. De los sistemas de gobierno. Los frenos y contrapesos como mecanismos para detener a los autócratas, que no solo ahora sino desde siempre han existido y han creído que ellos solos ejercen una autoridad suprema y creen que arriba y debajo de ellos es inconcebible algo superior. Tal vez el desconocimiento de esto tan básico, sumado a la ignorancia y miseria es el origen de los dictaduras y regímenes absolutistas y populistas.

Pero como pasa en el arte, ese concepto y teoría del poder constituyente, cae en el abstractismo y ahí surgen los riesgos. Incluso muchos abogados no entienden ni podrían explicar el concepto de poder constituyente o de nación. Ambos llevan implícitos elementos emocionales. Es decir, son conceptos que no se dan de la noche a la mañana. Han tardado muchos años en poder reconocerse, tomar forma y ser respetados como tal. 

Lo triste es que ese poder constituyente termina siendo una entelequia y se convierte muy fácil en un poder “prostituyente” que se usa para degradar, deshonrar y abusar del pueblo: el “constituyente”. Casi siempre para el beneficio personal…

juanfelipereyes@hotmail.com