El comité autónomo de la regla fiscal has hecho sonar las alarmas sobre lo que está sucediendo con el fondo de estabilización de los combustibles. Las cifras son realmente escalofriantes:
- El déficit del fondo está aumentando a una velocidad pasmosa: entre dos y tres billones de pesos por mes.
- A la fecha, el déficit del fondo asciende a $ 14,1 billones, pero de seguir las cosas como van llegaría a $ 33, 7 billones a finales del 2022.
- Para que se visualice el significado de esta cifra: ella es equivalente a 30 veces lo que fue la reforma tributaria del 2021. Es decir, se necesitarían 30 reformas tributarias como la última que tuvo el país para enjugar el déficit que se pronostica acumulará este fondo a finales de este año.
- Por último: estos cálculos están hecho sobre la base de un precio internacional del barril de Brent de cerca de 100 dólares el barril. Pero si la Unión Europea decreta la prohibición para importar al área comunitaria crudo y gas natural de Rusia cosa que aún no ha hecho- naturalmente el precio internacional de los combustibles se iría por las nubes. E igualmente sucedería con el déficit del fondo de estabilización si se mantiene, como es predecible que suceda, el precio de la gasolina en las bombas de gasolina aislado de lo que acontezca en los mercados internacionales.
Por último: el comité autónomo de la regla fiscal recomienda que el déficit que acumule este fondo debe registrarse como un componente del déficit agregado total de las cuentas fiscales. Lo que por lo demás está muy bien para evitar opacidades en la contabilidad pública.
Este es, por lo tanto, el mayor problema de las finanzas públicas que recibirá el próximo gobierno si en los escasos tres meses que le quedan al actual no se toman medidas concretas y claras para ir enjugando tan gigantesco déficit como el que se está formando.
Colombia ha hecho bien, y, además, probablemente no había otra fórmula factible, que aislar como se ha hecho los precios domésticos de los internacionales. Haber hecho lo contrario habría prendido la mecha del malestar social como ya está sucediendo en países como el Perú, y en la mayoría de los europeos que acostumbran trasladar instantáneamente a los consumidores las variaciones que se presentan en las cotizaciones internacionales. Si hubiéramos hecho lo mismo en Colombia, el precio del galón de gasolina al consumidor estaría bordeando los $20,000.
Pero, naturalmente, esta política de contención de los precios internos que se está siguiendo tiene un costo, que no es otro que la acumulación de un déficit gigantesco en las cuentas del fondo de estabilización. Que, como se recordará, es un pasivo del gobierno nacional a favor de Ecopetrol, al que se le obliga a vender en el mercado doméstico los combustibles a un precio inferior al que podría hacerlo en los internacionales.
El gobierno ha bosquejado que hará algo antes de dejar funciones el próximo 7 de agosto. Ojalá que así sea. ¿Qué puede ser ese algo? Disponer, por ejemplo, en el presupuesto del año entrante, que gran parte de las utilidades que el gobierno recibirá de Ecopetrol irán prioritariamente a enjugar el déficit que se avizora; o anticipar recortes de otros gastos públicos que se destinarán al mismo propósito. Lo que no puede hacer el gobierno es dejar acumular un déficit en el fondo de estabilización de combustibles hasta los niveles explosivos que se están vislumbrando. Pues ello haría inviable las finanzas públicas venideras.
La suerte de este fondo será, pues, una de las piezas mayores que ocupará la redefinición de la política fiscal del nuevo gobierno.