Ahora está de moda exhibir banderas o pancartas pro-Palestina. ¿El propósito cuál es? ¿Demostrar al transeúnte que son mejores porque están a favor de la causa Palestina y odian a Israel? Esa pelea binaria es ridícula y se parece más a la enfermiza pasión por el fútbol que también lleva a odiarse y hasta matarse entre los de un bando y los de otro. Como si la demostración -inocua- de apoyo a Palestina los convirtiera en unos seres humanos mejores que los que estamos con Israel.
No sé si todos, ninguno o algunos de los que quieren demostrar que son pro-Palestina conocen el extenso y veterano prontuario de Palestina en terrorismo y barbarie. Seguramente, como todo, se volvió fue un tema de moda, tal cual se exige socialmente que seamos (o aparentemos) ser diversos, multicoloridos, dinámicos, “positivamente tóxicos” -usando una expresión del escritor Mario Mendoza-, para que no sea uno mal visto, ni rechazado, ni excluido de cualquier ámbito. Me ha pasado…
Lo único “bueno” de Palestina y su causa… es que ayudó enormemente a desarrollar la mayoría de la jurisprudencia internacional sobre la responsabilidad del transportista aéreo internacional gracias a la cantidad de actos terroristas que incluían bombas, granadas de mano y secuestros de muchísimas aeronaves durante los setentas y ochentas principalmente - y ejecutados sin compasión - por la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), comandada por el extinto Yaser Arafat.
Para que se hagan una idea menciono algunos casos de terrorismo palestino en vuelos internacionales que generaron trascendental jurisprudencia (fina atención de OLP): Burnett Vs. Trans World Airlines, Rosman Vs. Trans World Airlines, Husserl Vs. Swiss Air Transport Co, Air France Vs. Teichner, Borham Vs. Pan American World Airlines, Day Vs. Trans World Airlines y la lista es muchísimo más larga… todos esos casos tienen como común denominador, secuestros de aeronaves en ruta entre algún punto en Europa y el Medio Oriente. Les encantaba aterrizarlos en el desierto de Amman en Jordania en donde además del secuestro, eran reducidos a la silla, sin comida, torturados en unos calores infernales. Muchos preferían saltar de los aviones muriendo como mártires contra el suelo o acribillados en la caída libre. Las bombas y las granadas de mano eran las favoritas de estos carniceros a la hora de matar pasajeros inocentes en la fila de abordaje. Imagínense…
La obsesión con los aviones explica por qué en el ataque palestino a Israel usaron parapentes motorizados en plena celebración de la fiesta del Sucot , “la fiesta de los tabernáculos o cabañas”.
Todo esto para que quienes demuestran su apoyo a organizaciones de psicópatas asesinos seriales, y en general, apoyan directa o indirectamente a los que quieren el miedo, la inseguridad, la pobreza, la zozobra, de esos obsesionados con destruir y que para conseguir un fin, no importa cuál sea, matan, torturan, se convierten en dictadores, pues lo piensen tres veces antes de ponerse a exhibir esa bandera de la muerte y revisen muy bien qué causa apoyan y por qué… antes de seguir como borregos a falsas causas…
Juanfelipereyes@hotmail.com