En su primer mandato como presidente de los Estados Unidos, el gobernante hizo un gran esfuerzo en pro de la paz mundial, al tiempo que les exigió a varios de sus aliados que invirtiesen más recursos para la defensa, puesto que los gastos de su país en ese campo son inmensos. Naturalmente, eso creó tensiones con la Unión Europea, acostumbrada a que la potencia del Norte despliega sus fuerzas por compromisos políticos y de manera gratuita. Con las potencias de izquierda como Rusia y China, se mostró firme y al mismo tiempo mantuvo el diálogo frecuente con Putin. En estos momentos, se espera que esa relación se mantenga y produzca beneficios para la paz global.
Lo cierto es que de su gobierno anterior al que comenzó ayer ha corrido mucha agua bajo los puentes. Los anuncios de defensa de su economía y subir aranceles a China y otros países, tienen que ver con la ambición de defender la economía nacional, así como acrecentar su desarrollo y poderío económico. Lo que resulta muy complejo, ligado al anuncio de deportar a millones de extranjeros que llegaron ilegalmente a EE.UU. en busca de trabajo. La demanda del campo de trabajadores tiende a aumentar, pese a la alta tecnificación de ese sector. Es posible que expulsen a muchos, en tanto se permita que algunos foráneos sigan laborando en sectores donde los estadounidenses no se disputan esos empleos.
El presidente Donald Trump, a diferencia de su gobierno anterior, cuenta con mayoría en el Congreso, lo que le permitirá desarrollar su política apoyado en las mayorías que le votaron. Su mayor competidor en el otro bando es China, que avanza con sus inversiones en nuestra región, lo que ha dado lugar a los roces con esa potencia por el caso del Canal de Panamá, que Trump, estima que debe mantenerse libre. En ese delicado asunto, Colombia tiene cruciales intereses que se deben defender ya que coincidimos en lo de mantener su libertad y libre navegación. Colombia está en mora de construir el Canal del Atrato. En otras regiones del globo las tensiones con China persistirán, dado que esa potencia se encuentra en expansión. La expulsión de colombianos y extranjeros que cruzaron el Darién produciría grandes problemas sociales en el país, puesto que estamos hablando de millones de personas.
En cuanto a la guerra entre Rusia y Ucrania, sin el apoyo de los millones de dólares de Estados Unidos en el gobierno Biden, ese último país no podría mantener el conflicto. Por lo que se vislumbra un acuerdo, así sea temporal. Algo similar pasa con Israel y las continuas tensiones con sus vecinos. En cualquier caso, será una paz inestable. Con los nuevos drones y misiles modernos, más precisos, destructivos y baratos, los grupos subversivos pueden causar grandes daños durante sus ataques, todo lo cual amenaza a la sociedad civil terriblemente golpeada en estos combates, sin que la ONU haya podido intervenir para lograr la paz y proteger a los civiles.
La ayuda de Estados Unidos a Colombia es vital para enfrentar a los grupos armados, al tiempo que con el pretexto de la paz total éstos han avanzado en el control territorial y luchan entre ellos por el predominio de extensas zonas del país. Casi todos los analistas internacionales sostienen que la Casa de Nariño se equivoca al pretender desconocer el poderío de los Estados Unidos. Y que vienen grandes cambios.
Se destaca que los principales colaboradores de Trump, en el campo internacional son firmes partidarios de la democracia colombiana. En particular Marco Rubio, el nuevo secretario de Estado, quien como legislador siempre ha sido defensor de la democracia y enemigo acérrimo de los regímenes dictatoriales. Ellos están bien informados sobre los grandes esfuerzos que se hacen en Colombia por defender la libertad.
En lo que se refiere a las relaciones comerciales con la UE, China y otras potencias, las mismas están sujetas a las posibilidades que ofrece el comercio global, en donde esos temas se deben manejar de manera pragmática por el sector privado. El inquilino de la Casa de Nariño, no le hace ningún favor a la democracia colombiana con sus intervenciones verbales intempestivas y ligadas a su política anarco-socialista. El presidente Trump es partidario de autoabastecerse de petróleo y ser una potencia energética, en tanto aquí se desarrollan políticas absurdas y ruinosas contra los intereses del país.