Dura, amarga y conflictiva fue la apasionante vida de José Eusebio Caro. Nació en una época huracanada, marcado por el estigma de las almas privilegiadas desde el punto de vista de los altos atributos de la inteligencia. El dolor, la lucha áspera, una atmósfera ideológica difícil, se dieron cita en su hogar. Firme, desdeñoso, desafío con indomable carácter a los políticos adversarios, a quienes no les dio ni les pidió cuartel. El fundamentalismo dominaba al país. Al que no comulgara con ciertas ideas predicadas por los poderosos del momento les señalaban uno de estos tres lugares: cárcel, destierro o muerte. Por eso muy joven murió víctima del exilio.
Este esclarecido líder nació en Ocaña, en 1817, y cuando llegó a Santa Marta en 1853, después del doloroso destierro falleció, justamente cuando por su talento impresionante se esperaba muchísimo de su capacidad mental sin límites. Todas las posiciones que tuvo las convirtió en barricadas y nunca dejó de combatir, luchar, atacar, defender y asumir un papel protagónico y destacado. Empleo su potencia de fuego, su temible fuerza polémica contra sus contradictores, contra los que consideró equivocados y contra los corruptos. No aceptó la desigualdad injusta, los monopolios, la arbitrariedad, la insolencia de los atropelladores. Usaba versos -Menéndez y Pelayo lo consideró el romántico más grande de América- hirientes abrían llagas incurables y luego ponía en esas heridas sal o el ácido quemante de nuevas imprecaciones. Fue un virtuoso de la diatriba la que utilizó en defensa de las ideas tradicionales y azules. Bachiller de San Bartolomé, no terminó abogacía por su pasión por la política, fundó “La estrella nacional 1836, el Granadino, la civilización”.
Atacó con fiereza a José Hilario López, por sus medidas contra el clero y la manera cuestionable como conquistó el poder. Atacó el utilitarismo de Bentham y el "dejar hacer y dejar pasar del liberalismo”. Repitió que la igualdad entre desiguales era un esperpento. ¿Cómo dejar libre al zorro en un gallinero con aves indefensas? Escribió como filósofo obras de gran profundidad. Lo sacudió cruelmente el misterio de la vida, de la muerte y de la creación del mundo.
Sobre la "violencia" explicó que era un desorden. Toda violencia es pisotear lo diferente y menospreciar al otro.
La Academia Colombiana de Historia realizó un acto extraordinario en memoria de José Eusebio Caro. Excelente el discurso de Eduardo Durán presidente y académico de Ocaña, quién nos relató la vida completa de José Eusebio. La académica Teresita, descendiente de los Caro, organizó la exposición sobre este prócer. Libros, documentos y multitud de elementos. Muchísimos objetos los suministró Miguel Santamaría Dávila Caro, presidente de la Sociedad Bolivariana.
En la documentada biografía del académico Antonio Cacua Prada sobre José Eusebio Caro y Mariano Ospina Rodríguez, afirma rotundamente que José Eusebio es una de las personalidades más descollantes de Colombia. De esclarecido linaje, descendiente del cantor de las “Ruinas de itálica” y del valioso Francisco Javier Caro, fue al mismo tiempo cristiano y estoico. Severo, inflexible en todo, nunca supo transigir con iniquidad, ni con el vicio y prefirió el destierro antes que aceptar la injusticia de sus atacantes. Su conducta enérgica y valiente, su poderoso carácter contribuyó a la creación de uno de nuestros partidos tradicionales.
La poesía de Caro es como su carácter. Majestuosa, de muy elevada inspiración y de impactante nobleza. En esos tiempos románticos todos los países tuvieron su Lord Byron. Caro les hizo sobras a todos.