El 29 de octubre tiene una gran trascendencia porque el resultado electoral tiene una significación que nunca tuvieron estas elecciones subnacionales. Como estamos en el primer gobierno de izquierda es inevitable afirmar que de alguna manera ellas constituyen una evaluación de los primeros catorce meses de esta Administración Nacional. Si al respecto quedaba alguna duda, el caso de Bogotá muestra que el Presidente resolvió que así debería ser y, entonces, incorporó al debate la elección del exsenador Gustavo Bolívar, quien se proclama candidato del gobierno y además ha hecho eco a la propuesta del Presidente sobre el metro de Bogotá. Presidente y Alcaldesa afirman que la decisión sobre este tema la tiene el pueblo bogotano este domingo. Ello quiere decir que si gana Gustavo Bolívar las gestiones adelantadas por el Presidente Petro en la China podrían prosperar y, así, el metro subterráneo se impondría.
Sorprendente que el Presidente hubiera decidido intervenir tan abiertamente en el proceso electoral. Existen evidencias sobre la participación de funcionarios públicos en estas campañas y de otras irregularidades. Nada nuevo. Pero una interferencia de este tamaño no recuerdo. Escribo esta nota el jueves y no sé si habrá un debate público al respecto. Si la Procuradora, siguiendo el ejemplo de su antecesor Aramburu, se pronunciará. O si se dejará pasar, sin mucho ruido, para disminuir los probables efectos de semejante interferencia.
Estas elecciones, aparte de significado no solamente simbólico del resultado de Bogotá tienen, como siempre, un impacto en el desempeño del gobierno y, claro está, en las elecciones presidenciales de 2026. Ya se habla de un reajuste ministerial y se mencionan los nombres de los funcionarios que renunciaron hace pocos días para influir los resultados en sus circunscripciones. Y habrá otros procesos que no es fácil anticipar.
Merece una especial atención lo que ocurrirá en el suroccidente colombiano permeado por diferentes tipos de violencias y con riesgos muy grandes para la economía nacional como que el puerto de Buenaventura, el principal de Colombia puede, en algún momento, sufrir las consecuencias de esta inédita situación, así como el oleoducto y la vía panamericana. Sin mencionar su relevancia para el próspero negocio de las drogas ilícitas.
Son muchas las irregularidades que se han venido denunciando y otras que ni se mencionan. Está más que pasada la hora de revisar todo nuestro sistema electoral porque se está poniendo en juego su integridad y, de esta manera, la del sistema democrático. Se anuncia una reforma política. Tantas se han intentado y han sido desafortunadas. Una importantísima es la de la financiación de las campañas y la del número de partidos y sus importantes funciones.
Más de 127 mil candidatos ofrecen un verdadero banquete para las empresas político criminales que desde hace un buen tiempo se apoderaron de los presupuestos municipales y departamentales por la vía de la financiación tan nefasta como la de la compra de votos. Se que no es una tarea fácil por eso fracasa una y otra vez. El tema se agrava. Y la confianza de los ciudadanos en el sistema político se sigue debilitando. Urgente.
En el programa “Los informantes”, el senador Ávila hizo, como siempre, una detallada descripción de las irregularidades que se han venido presentando en el manejo de los formularios E14 y las diversas maneras como se altera la voluntad popular. Fue muy crítico del desempeño del actual Registrador. Ojalá el Senador Ávila pueda jugar un papel en las reformas tan necesarias que se anuncian. Es que ya es cuento viejo.