ERNESTO RODRÍGUEZ MEDINA | El Nuevo Siglo
Sábado, 18 de Mayo de 2013

La indecisión conservadora

 

No deja de ser curioso que el Partido Conservador colombiano, que tiene como lema doctrinario "el partido que decide", hoy no sabe qué hacer con su presente y mucho menos con su futuro.

Cuando en los diferentes escenarios políticos las cosas principian a aclararse y los personajes empiezan a definirse, nuestra querida y centenaria colectividad parece inmersa en un mar de dudas y vacilaciones.

·"Gobernar o no gobernar, es la cuestión?", parece ser la recurrente pregunta de sus dirigentes. ¿Se van del Gobierno, abandonan la Unidad Nacional -con su respectiva nómina- no apoyan la ya definida reelección de Santos y lanzan su propio candidato? ¿O, por el contrario, se dejan engullir y succionar por el uribismo y pierden definitivamente su dimensión y masa corporal?

Un desprevenido análisis de esta penosa situación nos pone de presente que el partido parece no solo a la deriva sino que carece de un líder que, pensando más en la colectividad que en sus propios intereses, esté presto a sacrificarse para trazar los derroteros necesarios.

Como entidad política su ideología -la de los Caros, los Ospina y los Gómez- ha sido remplazada por lo que lo muchos  denominan "pragmatismo" y no pocos críticos llaman "santismo": en cada situación actuar y decidir según las conveniencias.

¿Por qué ha llegado nuestra colectividad a tan lamentable situación? Porque sencillamente desde hace muchos años, más concretamente desde los tiempos posteriores al Frente Nacional, el partido decidió pensar en pequeño y a corto plazo y tener como única meta el botín burocrático, así fuera exiguo y decidió camuflarse con ropajes extraños.

¿Dónde están hoy los programas conservadores para delinear un proceso de paz, para acompañar al posconflicto, para curar los males de nuestra salud colectiva o acelerar el cambio educativo? Nos hemos acostumbrado a que otros decidan por nosotros. Así de simple.

El país reclama liderazgo programático que le devuelva la perdida confianza en sus instituciones y en sus políticos y que trace  límites éticos a tanta corrupción y tanta desesperanza.

ernestorodriguezmedina@gmail.com