Ernesto Rodríguez Medina | El Nuevo Siglo
Sábado, 14 de Marzo de 2015

OPINIÓN ORBITAL

Reconstruyendo la esperanza

Vamos  a cumplir sesenta años de vida profesional periodística, de los cuales los  últimos treinta los hemos dedicado a esta columna. Primero en Portafolio y ahora en El Nuevo Siglo. Siempre hemos  encarado y tratado los temas de interés nacional con objetividad, seriedad, sinceridad y responsabilidad.

Hemos comentado sobre nuestra anarquía política enquistada en nuestra “indiosincrasia” desde el primer día del grito independentista. Desde cuando los egoísmos y las mezquindades de muchos de nuestros padres fundadores hicieron, desde un principio, mucho más difícil el poder cristalizar las aspiraciones de progreso material y social de un país semidespoblado, con una dispar composición socioeconómica, con acceso complejo a cualquier parte, sin mayores recursos fiscales para impulsar el aparato productivo y una gente apegada a prejuicios seculares, profundamente estratificados.

Triste ha sido comentar que desde ese amanecer nos ha sido  vedada, por nuestra misma manera de ser y de entender la vida, la oportunidad feliz de construir sociedad y edificar solidariamente futuro. Y poder hacerlo a partir de una misma comunidad de intereses. Un arcaico maniqueísmo ha signado desde siempre nuestras tribales relaciones y nuestro devenir  político. Estos desencuentros y disensos nos han impedido diseñar y focalizar una común visión. Hemos comentado que los colombianos hemos preferido embarcarnos en un proyecto anarquista, al mejor estilo de Proudhon, cuando nos describe las pasiones sociales que dinamizan el odio, la confrontación, el desconocimiento de la tradición y la responsabilidad hacia el porvenir.

Las caóticas situaciones en que ha vivido Colombia todos estos años se han debido a la ausencia total de un verdadero desarrollo político y de una cultura de genuina convivencia. Pero sobre todo de sincronismo social y propósitos comunes. Lo que ha habido ha sido una “manguala” y una “rapiña” de una clase política sin clase. Nada pueden lograr los países como naciones sin comprometer a todos  sus estamentos, sin reservas, en la consecución de un ideario colectivo. Es lo que los politólogos llaman Estado-Visión, soportado en dos pilares fundamentales: el económico estructural y el social interactivo.

Hoy medio país que perdió las elecciones está empeñado demencialmente en deslegitimar al actual Gobierno, no importa que no se alcance la anhelada paz y así el edificio del Estado se derrumbe y nos sepulte a todos. Como si fuera poco que esa paz está siendo ofendida por la corrupción, la injusticia, la intemperancia y la intolerancia. Los pontífices dicen que no puede haber paz sin justicia social. Nosotros nos contentaríamos conque hubiera simplemente justicia, para poder sustentar esa paz. Justicia cada día mancillada hasta por las altas magistraturas. ¿Podremos así reconstruir la esperanza?

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Adenda de Aniversario

No todas las mil quinientas sesenta columnas han sido sobre frustraciones...muchas han sido sobre  gratificaciones.

ernestorodriguezmedina.gmail.com