Ernesto Rodríguez Medina | El Nuevo Siglo
Sábado, 16 de Abril de 2016

OPINION ORBITAL

Un generoso homenaje

 

QUEREMOS compartir con nuestros lectores nuestras palabras de agradecimiento por la condecoración que nos otorgó el Senado de la República este pasado jueves.

 

Amigos todos. 

Una vida humana no es tan solo el compendio más o menos feliz y afortunado de experiencias, recuerdos, logros y frustraciones. Es también y muy especialmente la sumatoria de amistades, estímulos y apoyos, en la mayoría de los casos y circunstancias realmente desinteresadas e incondicionales...

 

Por esto, cuando aquí y ahora estamos reunidos en un evento convocado por la junta directiva del honorable Senado de la República, para reconocer nuestra humilde vida profesional, muchos de los rostros aquí presentes nos evocan, con sentida nostalgia e infinito agradecimiento, los pocos o muchos hitos de ese nuestro prolongado y afortunado devenir.

 

Porque eso es lo que realmente significa esta hermosa reunión. Una convocatoria de años de amistad, afecto y camaradería. Muchos, muchísimos de ustedes, son verdaderos y determinantes eslabones en esa cadena de realizaciones que ha tratado de ser nuestra parábola vital. Nuestra eterna gratitud en esta ocasión a ese apoyo incondicional al amigo que en determinado momento lo necesitó y lo obtuvo, sin remilgos ni salvedades.

 

Es, entonces, que con profunda gratitud nacida del fondo de su corazón que recibe este singular reconocimiento este artesano de las palabras y muchas veces osado notario de nuestra historia en desarrollo. Que a su vez ha sido un agraciado oficiante del más bello y gratificante de todos los oficios del mundo, el periodismo.

Eran épocas felices de ese viejo y bohemio periodismo en donde con pocas herramientas pero con mucha mística y devoción, perseguíamos la noticia y hacíamos de cada "chiva" informativa una aventura del espíritu. Hoy, después de muchas trasnochadas y de haber ejercido felizmente  todas las modalidades del ejercicio profesional, nos encontramos inmersos en plena época de cambio tecnológico, en donde con tan solo un click, convocamos al mundo y a la historia en evolución, cuando no en revolución.

 

Hoy estamos en plena Sociedad del Conocimiento, un alucinante caleidoscopio, en donde la Ciencia es lo que un padre alecciona a su hijo y Tecnología lo que un hijo le enseña al padre, según Michel Serres. Y en donde el ejercicio del periodismo se ha vuelto rutina vocacional de todos, gracias a la trepidante globalidad de las redes sociales. La verdadera revolución de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, fascinante cruzada que libramos en este Congreso con el Senador Pedraza y que se convirtió en la ley de TIC.

 

Pero en todo caso y es lo que importa, hemos sobrevivido y lo hemos hecho, repetimos, acompañados por ustedes, nuestros más caros y queridos amigos en esta complicada aventura del ejercicio profesional. Sea propicia la oportunidad para dejar aquí un cariñoso testimonio de agradecimiento familiar a mi abnegada y tolerante esposa María Cecilia y a mis muy queridos y entrañables hijos Lina María, Claudia Patricia y Juan Pablo, todos ellos profesionales de la generación digital.

 

De nuevo y para terminar, un profundo agradecimiento a la mesa directiva del honorable Senado de las República y muy especialmente a la inmensa generosidad de la  senadora Nidia  Marcela Osorio, por este hermoso e inmerecido reconocimiento que en adelante portaremos con el mas acrisolado orgullo de periodista y de colombiano.