Expectativas o desilusiones | El Nuevo Siglo
Martes, 21 de Enero de 2025

Sin esperar los pronunciamientos de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, tras su posesión y primeras órdenes ejecutivas, es decir, soportados en algunos conceptos, venidos del mismo mandatario y líder republicano, nos aventuramos a intuir sobre cuál será la situación de nuestra querida Colombia frente al nuevo gobierno estadounidense. Claro está que nos sometemos al escarnio de nuestros lectores, ante los muy posibles desatinos en muestra apreciación.

Probablemente la seguridad de la región puede ser un punto de preocupación para el presidente Trump y en esta no puede excluir a Colombia; por lo tanto, su apoyo a nuestra fuerza pública, como ha sido tradicional de ese país y sus gobiernos, se hará presente en esta oportunidad, tratando de potenciar el entrenamiento, los recursos en equipo y medios para motivar la misionalidad de nuestros hombres, lo que le permitirá exigir resultados a corto plazo en toda la región.  

No es para nadie desconocido que el gobierno colombiano ha hecho ajustes a los presupuestos de diferentes carteras y el de la Defensa no es ajeno a estos recortes, situación que dificulta las operaciones militares y el implemento de   planes procedimentales de policía, afectando el interés del gobierno norteamericano de lograr un cubrimiento en seguridad que colme sus expectativas. Esperamos que nuestro mandatario pueda desarrollar una estrategia compartida con el gobierno del presidente Trump en ese sentido.

Otro enfoque a seguir del nuevo mandatario seguramente hará referencia a la tradicional lucha contra el narcotráfico, en todas sus facetas. En épocas pretéritas el compromiso del gobierno estadounidense fue total, además que permanente, por lo tanto  la erradicación manual atrajo la atención de  parlamentarios americanos que hablaron sobre cultivos y comercialización de productos encaminadas a sustituir la producción de hoja de coca. Este es un primer paso para encarar un programa de cubrimiento internacional liderado por nuestro país, basado en la experiencia colombiana que dejo una lucha de muchos años con el desgaste, tanto en imagen nacional como política internacional y el consabido sacrificio en vidas de nuestros hombres de la fuerza pública.

Sería ideal que en esta oportunidad el gobierno Petro pactara estrategias donde el compromiso sea compartido en todo sentido y desde un comienzo se valoren los resultados de nuestras unidades en estos compromisos.

No podemos dejar de lado el asunto migratorio, del que tanto ha hablado el nuevo gobernante estadounidense, que seguramente demandara de parte colombiana compromiso en el control de estos movimientos  de migrantes, que impulsados  por nuestra estratégica ubicación geografía, acarician la posibilidad de escalar hacia el país del norte por infinidad de rutas, sendas, extraños trayectos  y alternativas. Este es otro tema sensible que el gobierno colombiano seguramente entrara a debatir, en compañía de países latinoamericanos y del caribe, para unificar puntos de vista y compromisos.