FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 28 de Agosto de 2013

Reculó el Procurador

 

Una sorpresa se llevó la opinión pública cuando se enteró de que el Savonarola  del piso 18 resolvió, de la noche a la mañana, cambiar su opinión con respecto al  juicio  relacionado con el affaire de Álvaro y la Yidis. Episodio sexi-político que algunos quisieron asemejar al de Clinton y la Lewinsky, pero que de ninguna manera guarda parecido, pues si de  algo presume Bill  es de seductor, en tanto que Álvaro es de sedicioso, que no es lo mismo. Pero el caso que hoy llama la atención no es ese.

Sucedió que el Procurador,  conocido por su carácter conservador, más aún, godo, sufre una metamorfosis digna de Kafka, mejor dicho,  se vuelve regodo y decide pedir que condenen a los recaderos del reelegido, en un giro de ciento ochenta grados, pues en su primer período, aclaro, cuando ejerció por primera vez, antes de que se casara su hija en ese festín que él ofreció,  copiando  las “Bodas de Camacho el Rico” y que muchos calificaron de re…lobo, había  otorgado absoluciones reñidas con la condena que a la Medina se le había decretado.

Claro que el hombre es un animal de costumbres -no me refiero al doctor Ordóñez-,  así piensan algunos teólogos que analizan el porqué de las religiones. De ahí que para el Procurador  todo resulte  tan repetitivo a punto que antes de su reelección se excedió en absoluciones o perdones; ahora, cuando ya sus méritos han sido reconocidos, entonces, recula y  cambia su posición, pensando que,  a lo mejor, en su futura campaña, esa re…vuelta le genere dividendos. El exalcalde de Medellín, Alonso Salazar, víctima de sus exorcismos disciplinarios, lo califica de “cruzado” y los jóvenes de ahora, los habituados a enfatizar utilizando la preposición “RE” lo tildan de “rerrayado”, algo así como un príncipe azul  a cuadritos, pero no porque se parezca al príncipe de Gales, sino por  su desenfrenado fanatismo puritano, copiado de la época victoriana.

Pero volviendo sobre el tema de la reculada del Procurador, jurídicamente el problema no es  sencillo; si absuelven a Sabas y a Palacio la Yidis quedaría libre de “polvo y paja”,  como dicen los campesinos de la tierra del Savonarola, mejor dicho, su sentencia resultaría un adefesio jurídico. Ahora, si los condena la Corte, necesariamente, Álvaro resultaría comprometido y el affaire con la venal política sería probablemente presumible, no se sabe si por lo del polvo o por lo de la paja. Mejor dicho, para  el Savonarola, allá en su fuero interno, la cosa se le está poniendo difícil, pues tanta contradicción lo deja mal parado, puesto que  una sentencia que ponga en duda la legitimidad de la reelección de Uribe y de contera la enmienda constitucional,  salpica, sin lugar a dudas, a la Corte Constitucional, que haciéndose la de la vista gorda,  declaró exequible el producto de la simonía: la reelección.