FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 12 de Febrero de 2014

El poder detrás del trono

En la columna de la semana pasada se hizo referencia a la habilidad “foucheniana”, para  distorsionar realidades y especular con   suposiciones, alusión que motivó   exigencias  de los lectores, en el sentido de explicar ¿qué relación puede existir entre el señor   Joseph Fouché, Duque de Otranto y los acontecimientos que ensombrecen las conversaciones de Paz en La Habana?

La aclaración demanda recordar que fue este funesto personaje, Ministro francés de Policía,  que en repetidas oportunidades, abusando  de su condición, conspiró contra Napoleón, aprovechando la ventaja de retener y buscar información sin respeto ni escrúpulos para satisfacer sus intrigas. Su personalidad la revela Stefan Zweig en forma elocuente: “A Napoleón en Santa Elena, a Robespierre entre los jacobinos, a Carnot, Barras y Talleyrand en sus respectivas Memorias y a todos los historiadores franceses -realistas, republicanos o bonapartistas-, la pluma les rezuma hiel cuando escriben su nombre. Traidor de nacimiento, miserable, intrigante, de naturaleza escurridiza de reptil, tránsfuga profesional, alma baja de esbirro, abyecto, amoral... No se le escatiman las injurias. Y ni Lamartine, ni Michelet, ni Luis Blanc intentan seriamente estudiar su carácter, o, por mejor decir, su admirable y persistente falta de carácter.” (Biografía)

Entonces, la alusión se aclara y con mayor razón se impone ahora  que se ha hecho público el rumor que circulaba en los mentideros políticos hace días: la filtración de información reservada, obtenida por organismos de inteligencia, manipulada con agilidad y audacia, todo para boicotear el proyecto de paz que lidera el Presidente: producto de las “chuzadas” o interceptaciones ilegales. Seguramente  esa información amarrada por el privilegiado “Führer” de la guerra es  el fundamento de las distorsiones que se hacen circular para desanimar al pueblo e instarlo  a que opte por la confrontación histórica de 200 años.

Y este comentario revela razonablemente, no solo por qué el vocero del aparato militar viene utilizando un lenguaje agresivo y retador que desconcierta y explica  el por qué la beligerancia del enemigo no cesa;  sino también porque no cabe en cabeza con dos dedos de frente que un episodio como el develado por un medio de comunicación, haya sido conocido por el alto gobierno a partir de la noticia de prensa y no por un Parte Oficial. ¡Todo a sus espaldas! Si de verdad el cuento chino es una realidad, lo propio es que el titular de la cartera responsable renuncie por inepto y si no lo es, pues que también renuncie por desleal. 

En 1986, siendo director de Prisiones Bernardo Echeverri Ossa, el narcotraficante Ramón Matta Ballesteros huyo de la Cárcel Modelo de Bogotá. Esto fue motivo para que el doctor Echeverri renunciara. Por dignidad. La dignidad en Colombia es poco conocida. Napoleón en sus memorias decía de Fouché: “Si la Traición tuviese un nombre sería Fouché”. ¿Se podrá acuñar una frase igual en Colombia para referirse a la deslealtad? ¿Qué nombre se le daría?